Ya soy doctor

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El 27 de agosto de 2010 presenté mi examen doctoral. Fue un día muy atareado porque además de preparar la defensa, teníamos que preparar una cena mexicana para aproximadamente cuarenta personas.

Era un día muy esperado. A veces durante la hora de la comida en casa, nos poníamos a fantasear sobre cómo sería. También compartía mis temores sobre la posibilidad de que la tesis fuera rechazada. Mi esposa y mi hija siempre me ayudaban a superar esos baches de inseguridad.

El examen estaba programado a las 13.00 horas, pero nosotros llegamos hasta las 12.30. De hecho Morten Blomhøj, mi asesor, me llamó por teléfono unos minutos antes. Quería saber dónde estaba. Cuando le dije que íbamos en el tren hacia la Universidad me dijo: «Ahora puedo comer mi lunch con tranquilidad».

Fue extraño el sentimiento que experimenté al entrar al aula donde se desarrollaría el examen. Es decir, a pesar de que había sólo caras conocidas, personas con las que había compartido borracheras y mucho más, todos actuábamos distinto. Había un sentimiento de formalidad.

Enseguida llegó el comité evaluador. Abraham Arcavi fue el primero que me saludó. Con una sonrisa me dijo: «felicidades». Yo lo interpreté como una buena señal. Christer Bergsten también me saludó, y cuando lo hizo Mogens Niss, aproveché la oportunidad para presentarle a mi familia, incluido mi compadre Juan Gabriel quien viajó desde México para acompañarnos y ayudarnos (¡Gracias compadre!).

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El examen comenzó. Me dieron cuarenta y cinco minutos para exponer mi trabajo, y después hubo un break de quince minutos. Después de la pausa comenzaron las preguntas. Cada miembro del comité tuvo media hora para plantear preguntas, comentarios y críticas. La verdad es que no me pareció muy difícil. De hecho hasta lo disfruté. Hubo incluso preguntas que me hicieron reflexionar y aprender. Como esa de Christer acerca de cuándo se pueden generalizar resultados basados en sólo algunos casos de estudio. O aquel comentario de Mogens acerca de las diferentes maneras en las que se podría caracterizar o describir un área de investigación.

Al finalizar la defensa el comité evaluador se reunió a puerta cerrada para tomar la decisión final. Mientras tanto yo continué con aquellos interesados en tener una «discusión informal» sobre mi investigación doctoral. La discusión informal consistía en una debate académico en el que todas y todos los presentes bebíamos cerveza Corona. Ohh cómo voy a extrañar la interpretación danesa de las reuniones académicas…

Finalmente el comité evaluador reapareció con el dictamen final. Ese fue el inicio de uno de los momentos más importantes de mi vida profesional y personal. Aún no se diluye la felicidad que me provocó el escuchar a Mogens Niss decir que por unanimidad el comité recomendaba que se me otorgara el grado de PhD. Fue la culminación de un periodo muy intenso lleno de trabajo y aprendizaje.

Enseguida comenzaron los discursos (los daneses aderezan sus celebraciones con discursos y cantos). Mi asesor Morten inició con un bonito discurso que podría titularse: «I’m a man… a Mexican man». En el discurso Morten describió algunas de mis peculiaridades como académico, como amigo y como expatriado.

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El siguiente discurso estuvo a mi cargo. A los segundos de haber iniciado me dieron unas ganas inmensas de llorar. No podía hablar. Decidí dar el discurso mientras lloraba. Supongo que fue un discurso muy emotivo porque vi a vari@s llorando conmigo. Durante el discurso reconocí lo privilegiado que era y agradecí a las personas que con su apoyo hicieron posible mi doctorado. En especial agradecí a mi esposa Idania (a quien dediqué mi tesis) por el apoyo incondicional que me ofreció durante estos años (Tak Idania! Jeg elsker dig!).

También se acostumbra hacer regalos al recién doctorado. Los interesados se cooperan y tratan de comprar algo que sea del agrado del graduado. En mi caso sabían que me gusta la cocina, la fiesta, pero también el diseño danés. Así, me regalaron algunos instrumentos de cocina de exclusivas marcas danesas y una botella de ginebra con una botella diseñada por daneses. También hubo varios regalos individuales. Me gustó el llavero y la camiseta Hummel que me regaló Martin Niss, pero también el clip para billetes que me obsequió Uffe Jankvist y que acompañó de un bonito discurso sobre los diferentes aspectos de nuestra amistad.

Después de este inolvidable momento comenzamos a preparar la cena Mexicana. Neshli, Lærke y Gabriel nos ayudaron. Lo malo de mi compadre Gabriel es que si se le acercaba alguna rubia a platicar entraba en «modo galán» y se olvidaba del trabajo. Mientras preparabamos la cena el resto de los asistentes tomaba cerveza Corona y tequila Don Julio (¡gracias a los Cicatos por la de reposado!). La cena fue un éxito. Ofrecimos mole con pollo, cochinita pibil, chilorio, ensalada de nopales, ensalada de col con rábanos, salsas, tortillas de maiz y de postre dulces mexicanos.

Después de la cena quedamos los puros borrachos. Matar las Coronitas y el Don Julio era la misión. Aquí quiero resaltar el poder lingüistico de las bebidas alcohólicas mexicanas: Los que no hablan inglés comienzan a hablarlo, y los daneses hasta empiezan a hablar español. Cerramos la celebración con abrazos y baile. ¡Hasta unas de los Cadetes de Linares nos echamos!

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Esta es mi reseña del día de mi examen doctoral.

Nota pa’l recuerdo: Esta reseña fue escrita mientras sobrevolaba EUA rumbo a México. Listo para iniciar una nueva etapa de mi vida profesional y personal.

La cena de doctorado

 

Me imagino que todos tenemos momentos o situaciones que son inevitables, que tenemos que afrontar, y que por lo tanto esperamos con un poco de nerviosismo y temor. Así me sentia por ejemplo antes de cumplir con mi servicio militar o cuando llegó el momento de hacer mi examen de grado de maestría.

Ese tipo de situaciones se han presentado de manera continua en mi vida. Hace un par de semanas de volvió a suceder con la mentada cena de doctorado. No recuerdo si ya lo había comentado en este blog, pero en el departamento al que pertenezco en mi actual Universidad (el IMFUFA), el asunto de la interacción social  es muy importante. El argumento es que una buena interacción social tiene efectos positivos en la interacción académica. Así, celebramos juntos la cena de navidad, la fiesta anual de la Universidad, los viernes de chelas, el seminario IMFUFA en Suecia, etc. Entre esos eventos sociales se encuentra la famosa cena de doctorado.

La idea de la cena es simple: aproximadamente cada dos meses uno de los estudiantes de doctorado del IMFUFA organiza una cena en su casa para los demás estudiantes de doctorado del departamento. El anfitrión es el encargado de proveer la comida y los invitados deben traer consigo el alcohol y demás sustancias necesarias para que la cena sea divertida. El 27 de febrero del 2009 yo estuve a cargo de la más reciente cena de doctorado del IMFUFA.

La cena fue un evento que me produjo mucho stress. No es lo mismo ser invitado que ser anfitrión. Tenía que preparar muchas cosas: ¿qué cocinar? ¿dónde dejar por una noche a mi hija Mariana? ¿dónde conseguir las mesas, sillas, platos, vasos y demás instrumentos necesarios? ¡Ufff!… era más fácil volver a presentar el servicio militar. El stress aumentó cuando confirmaron su asistencia a mi cena un total de 10 estudiantes; 12 personas incluyendo a mi esposa Idania y a mí mismo.

Las cosas se fueron acomodando poco a poco antes de la cena: después de una amarga discusión, nuestra hija Mariana se quedó en casa de nuestros amigos Cristian y Christina con su hija Ingrid. La discusión fue amarga porque en el último momento Mariana no se quería ir a la casa de Ingrid. Finalmente la convencimos-obligamos a ir. Conseguí los utensilios faltantes con mi vecino brasileño Mao y con mi excompañero de cuarto Per. Yo comencé a cocinar desde un día antes e Idania me ayudó a preparar guacamole y frijoles. Sin embargo restaba que aparecieran más dificultades…

El mero día de la cena yo estaba cocinando muy estresado, aquí tengo un video de evidencia:

 

 

Cuando la gente comenzó a llegar a nuestro apartamento, hubo una serie de accidentes gastronómicos. Primero, a las papas horneadas rellenas de anchoa les cayó jugo de las piernas de borrego debido a que las coloqué en una posición incorrecta dentro del horno (debajo de las piernas); después, Idania me ayudó a tirar al suelo un gran plato de ensalada que ya había preparado y que al que sólo restaba agregarle las semillas. Ella tuvo que ir al super a comprar más espinacas y rucola para rehacerla. El último y más grande accidente fue que justo antes de comenzar a servir la cena descubrí que la pierna horneada no estaba bien cocida. Soy un cocinero en proceso de formación que en ese momento descubrió —un momento bastante inoportuno por cierto— que los tiempos de cocción varían dependiendo de la cantidad de comida que metas al horno. No es lo mismo hornear una pierna que tres. Debí haber prestado más atención a mis lecciones de física.

Después del accidente con la pierna de borrego estaba a punto de reventar del stress y gritar “kræf æde mig!” (esa frase la aprendí hoy en mi clase de danés). Afortunadamente Idania estaba ahí y tuvo la excelente idea de entretener las tripas de los comensales con totopos y guacamole mientras yo trataba de arreglar lo de la pierna…

Como pude salí del paso y serví la cena. Todos comenzaron a comer pero yo nunca pude volver a relajarme en toda la noche. Ulf estuvo a cargo de la tradicional crítica sobre la cena, en la cual elogió las papas rellenas de anchoa pero especialmente el pay de queso que preparé. La pierna de borrego semi-cruda no fue mencionada en la reseña.

Después de la cena continuamos bebiendo, pero insisto, ya nunca regresé a mi elemento en toda la noche. Al siguiente día nuestra hija cayó enferma y después yo —hasta el día de hoy no me recupero. Luego me rechazaron un artículo de investigación que había sometido a revisión a una revista mexicana hace aproximadamente dos años…en fin…una tras otra. Fue entonces que pensé que debía escribir un poco sobre esto para ver si me quitaba de encima este sabor de boca y la aparente racha de mala suerte que traigo encima.

Debo admitir que el organizar la cena fue una gran lección en varios sentidos. Además, ahora estoy en una zona de confort en cuanto a la cena de doctorado se refiere: si todo sale bien, de ahora en adelante sólo seré un invitado.

Mario

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Quiero creer en Ofori

Por fin presenté mi primer examen de danés.

Esta era la segunda vez que tomaba el curso elemental de danés en la Universidad de Roskilde (RUC). La primera vez lo tomé en el otoño de 2007 junto con mis compañeros de Departamento Claudio Maggi y Nicoletta Gnan. Los tres seguimos casi la totalidad del curso pero no presentamos el examen final. En mi caso me sentía muy estresado porque no cumplía con los prerequisitos para presentar el examen, además de que no me sentía académicamente preparado para aprobarlo.

Es un hecho que en la Dinamarca actual (dicen que no ha sido así siempre) es suficiente con que hables inglés para poder comunicarte. La gran mayoría de los integrantes de la sociedad danesa entienden el idioma inglés sin importar su profesión. Yo mismo he visto cómo médicos, cargadores, albañiles, empleados de banco, estudiantes adolescentes, vendedores de tiendas departamentales, etc., pueden comunicarse en inglés sin problemas. Pero, es una posición cómoda el no intentar aprender danés en Dinamarca sólo porque puedes comunicarte en inglés ¿no? Prefiero tomar otra perspectiva. Como dice el papá de Albena Nielsen, “Los idiomas son como tesoros”.

Creo que yo tenía y tengo motivos adicionales a los que podrían tener Claudio y Nicoletta para seguir con el curso de danés. Soy padre y esposo de una niña y una mujer que también están aprendiendo danés; quiero seguir siendo el super-papi que lo sabe todo o el marido con las suficientes competencias culturales para ayudar con sus dudas a su esposa. También quisiera entender (y comienzo a hacerlo) los mensajes, letreros e información en danés que está alrededor de mí y de mi familia. Quiero tener herramientas para seguir explorando el modo danés de concebir el mundo. Por último, no olvidaré el factor vanidad en la lista de mis motivos para estudiar danés: ¿qué tal se siente poder hablar y entender dos idiomas? ¿cómo lucirán en mí tres idiomas? ¿me veré guapo o interesante?

Fue entonces que decidí tomar por segunda vez el curso elemental de danés en RUC. El curso que inició en la primavera del 2008. Mi maestra fue nuevamente Karen-Margrete Frederiksen.

Esta vez tenía claro que, además de atender las clases, debía cumplir con los prerequisitos para presentar el examen: leer tres pequeños libros en danés y realizar dos proyectos de investigación sobre algún tópico relacionado con Dinamarca o la cultura danesa. Los libros que leí fueron: “En gave til min kone” (Un regalo para mi esposa), “Du må hjælpe Tea!” (Debes ayudar a Tea!) y “Karen elsker karameller” (Karen ama los caramelos).

Confieso que fue más significativo para mí llevar a cabo los proyectos de investigación que hacer esas lecturas. Mi primer proyecto estuvo inspirado en una plática que tuvimos con mi amiga Lærke y su esposo Ebbe. Como comenté en un episodio previo de este blog, ella decía que México era el lugar a donde huyen los estadounidenses cuando tienen problemas con la ley; mientras que Ebbe aseguraba que ZZ Top era una agrupación musical mexicana. Mi primer proyecto se tituló “Danskeres tanker om Mexico” (Ideas de los daneses sobre México). Les pregunté a un grupo de daneses cosas como: ¿has estado en México? Menciona tres cosas que son características de México. ¿Has oído sobre algún aspecto negativo de México o los mexicanos? ¿Has oído sobre algún aspecto positivo de México o los mexicanos?

Mi segundo proyecto estuvo inspirado por esos estudios recientes sobre las sociedades “más felices” del mundo donde los daneses aparecen en primer lugar ¿Por qué son tan felices? ¿Cuáles son las ventajas o aspectos positivos de vivir en Dinamarca? ¿Hay aspectos negativos que les gustaría cambiar? Mi segundo proyecto se llamó “Danskeres opfattelse af den danske levemåde” (Percepciones de los daneses sobre el modo de vida danés)

Las respuestas para ambos “estudios” me parecen muy interesantes. Para el segundo estudio las respuestas fueron muy homogéneas. Casi todos señalan como ventajas de vivir en Dinamarca a la educación gratuita y a la red de bienestar social basada en el pago de impuestos altos. Como aspectos negativos o que les gustaría cambiar de la sociedad danesa mencionan el clima (puede ser muy triste dijo alguien), su rechazo o miedo hacia las personas y culturas extranjeras, y el janteloven. Este último concepto me resulta difícil de explicar, pero puedo de manera general decir que se trata de una actitud social considerada negativa y al parecer muy arraigada en el pueblo danés. Para más detalles lean el artículo de Janteloven (La ley de Jante) en Wikipedia.

Por obvias razones, las respuestas del primer estudio fueron las que más me llegaron. Ninguno de los entrevistados ha estado en México, pero eso no les impide tener una imagen de México y los mexicanos. Cuando les pedí mencionar tres cosas que fueran características de México, las tres respuestas más populares fueron tequila, sombrero y buena comida. Les pregunté si conocían mexicanos(as) famosos; los más mencionados fueron Frida Kahlo, Salma Hayek y Guillermo Del Toro. Cuando pregunté por los aspectos negativos de México la respuesta fue contundente: “Narko kriminalitet”. Finalmente, cuando pregunté por los aspectos positivos de México, la respuesta más frecuente fue algo como “los mexicanos son coloridos, agradables y abiertos”. También resaltaron como aspectos positivos la cultura culinaria, el tequila y la siesta (zzzzzzzz).

Después de tomar por segunda vez el curso, de leer tres mini-libros y desarrollar dos proyectos, estaba listo para el examen. El examen se hace en parejas; yo lo hice con mi compañero Ofori que viene del noroeste de Africa (perdón pero no recuerdo su país de origen). Por ley, en el examen debe de haber al menos un evaluador distinto a tu profesor. Esto para favorecer la objetividad de la evaluación.

El ambiente estaba tenso. Los dos evaluadores y los dos evaluados nos sentamos alrededor de una mesa rectangular de 2 x 2.5 metros aproximadamente. Ofori comenzó. Le pidieron que hablara sobre uno de sus proyectos llamado “mi vida en Dinamarca”. Ofori lo hizo muy bien, mucho mejor que yo. Yo me puse muy nervioso cuando en mi turno me pidieron que hablara del libro “En gave til min kone”. Era una bola de nervios.

En la segunda parte nos mostraron una fotografía y yo comencé a hacerle preguntas a Ofori sobre la misma (¿cuántas personas hay en la fotografía? ¿qué están haciendo? ¿dónde están? ¿Quién lleva un vestido rojo?…). Cuando acabé, nos mostraron otra fotografía y los roles se invirtieron: Ofori preguntaba y yo contestaba. Considero que esta segunda parte del examen la hice mejor yo que Ofori.

Como en examen de grado, las evaluadoras nos pidieron dejarlas solas para deliberar. En este momento y en otros previos tuve la oportunidad de reflexionar lo mucho que me había gustado regresar, después de varios años, al rol del estudiante “tradicional”: asistir a clases, hacer tareas, levantar la mano para impresionar a la maestra, tener compañeros de clase, llevar un libro de texto, vivir la tensión de un examen, …

Karen-Margrete nos pidió a Ofori y a mi que entráramos al aula nuevamente. Una vez que retomamos nuestros lugares en la mesa rectangular nos hicieron una crítica donde nos señalaban los aspectos que deberíamos mejorar o dónde habían estado nuestras mayores fallas.

Casi a todo mundo le presumo que aprobé mi examen de danés. Les platico cuándo fue, en qué consistió, cómo me sentí, etc. Pero la verdad es que no estoy seguro de haber aprobado. Karen-Margrete nos dio el dictamen en forma oral y en danés. Yo no entendí, pero cuando le pregunté a Ofori me dijo que, según su interpretación del mensaje, sí habíamos aprobado. Quiero creer en Ofori.

La próxima semana vamos a tener un lunch conjunto los participantes de los cursos de danés de RUC. Ahí veré a mi maestra y le preguntaré si aprobé. Probablemente resulte que en realidad no aprobé y esa sea la razón por la cual no entendí el dictamen oral. Es probable que aún no comprenda suficiente danés.

Mario

Ya no necesitaba azúcar

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El miércoles 3 de octubre mi asesor Morten Blomhøj me invitó a formar parte de la tripulación que zarparía el viernes 5 de octubre en una embarcación del museo de las naves vikingas de Roskilde. El motivo del viaje era agasajar a la Dr. Gloria Stillman que se encuentra de visita en nuestro departamento el IMFUFA, y que en la segunda mitad de octubre regresará a Australia. Según Morten no se puede ir sin vivir la experiencia vikinga.

Llegó el viernes y era ideal para esa actividad marítima, había un cielo despejado y sol. Sin embargo cuando me encontré a Morten en el pasillo venía con cara de preocupado-agüitado. Su esposa le acababa de llamar para pedirle ayuda porque se había inundado el sótano de su casa. Sin nuestro capitán (y además el que iba a pagar) el viaje se canceló. Ya no me quedó más que pedirle los documentos firmados que tengo que enviar al IPN para mi primer reporte semestral de actividades. Me entregó los que había firmado él y me dijo que Mogens Niss tenía algunos comentarios sobre el documento que debía firmar. Inmediatamente fui con Mogens y me pidió que lo habláramos después del lunch, que eran sólo unos pequeños detalles.

En el lunch Mogens Niss sugirió que como se había cancelado nuestra excursión, a lo mejor podíamos ir a navegar al sótano de Morten.

El documento que tiene que firmar Mogens Niss es una constancia de que estoy oficialmente inscrito en la Universidad de Roskilde (RUC) como estudiante de Doctorado; cosa que aunque parezca increíble no había sucedido después de 5 meses desde mi llegada a RUC. Pura ineptitud burocrática.

Mogens fue al grano y me dijo que no podía firmar la constancia porque lo que ahí se decía (que estaba oficialmente inscrito) no era verdad y que él se podría meter en problemas; pero también me dijo que mi situación no podía seguir así y que por lo tanto había hablado con el Vicerrector de RUC, que es su amigo, para pedirle una solución inmediata. Mogens estaba muy confiado en que después de esa acción todo se arreglaría muy pronto. Me pidió que esperara para enviar los documentos al IPN. Terminé nuestra charla invitándolo a participar en nuestro podcast de matemática educativa (a lo cual aceptó); y él cerró preguntándome si conocía a Ruth Rodríguez, una colega mexicana que va a defender su tesis de Doctorado en Grenoble, Francia y donde Mogens participará como oponente. Buena onda Don Mogens Niss.

Así, regresé pateando un bote a mi cubículo sin paseo vikingo ni documentos para el Poli. Entonces decidí animarme con un poco de sol y azúcar, y fui a comprarme un pan danés a la cafetería de RUC pero al llegar al lugar vino otra desilusión: no me acordaba que los viernes cierran temprano. Regresé y tomé rumbo hacia una pequeña tienda que hay por la estación de tren Trekroner para conseguir mi dosis de azúcar.

De regreso y antes de entrar al IMFUFA, Elin Emborg, la secretaria de Mogens Niss, abrió la ventana de su oficina para darme una noticia fabulosa. Le habían llamado de la administración central de RUC disculpándose por el retardo en el proceso (Elin estuvo intentando estos 5 meses arreglar mi situación), y diciéndole que todo había sido un error. Al parecer el vicerrector los llamó directamente y les jaló el mecate. Le dije a Elin que parecia una solución muy al estilo mexicano: había que hablar con “el de arriba” para echar andar la maquinaria.

Pero esta no era la mejor parte de la noticia. Al preguntarle a Elin cómo había quedado mi situación económica con RUC (porque hace tiempo ella me había dicho que Mogens estaba tratando de conseguirme un descuento con la “colegiatura” que tengo que pagar a RUC), ¡me dijo que no tendría que pagar nada de mi bolsa! ¡RUC se había conformado con el pago parcial que les hace la Unión Europea! Eso significa que puedo usar el dinero que recibo de mi beca para lo que originalmente estaba planeado: para mis gastos de vida en Dinamarca.

Ya no necesitaba azúcar. Los billetes suben más el ánimo que la glucosa. De repente se esfumaron preocupaciones y aparecieron nuevas esperanzas y proyectos. Luego, luego le platiqué a Javier Lezama quien ha seguido y apoyado incondicionalmente mi proyecto. Ahora quiero escuchar la reacción de Idania, esa reacción que tiene cuando escucha cosas que la emocionan.

Mario Sánchez Aguilar

Årsfest 2007

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Lo entiendo. Que después de leer este y el anterior capítulo de mi blog piensen que ando en Europa en “Los Pasos De López” como dijera Jorge Ibargüengoitia. Ya he recibido dos comentarios en esa dirección, pero la verdad es que no es así, sólo me gusta socializar con estos europeos cuando de socializar se trata.

En esta ocasión compartimos el Årsfest que se traduce como “La fiesta del año”, y que anualmente se celebra en la Universidad de Roskilde. Antes de iniciar con mi descripción del evento, invito al lector que no se quede en una interpretación superficial (algo como “que fiesteros y borrachos son”), sino que reflexione en que este tipo de eventos de alguna manera reflejan la concepción de “Universidad” que existe en la sui géneris Universidad de Roskilde (RUC) y en general en la sociedad danesa.

El Årsfest se remonta casi a los inicios de RUC: se celebra desde 1976. Se puede decir que es una celebración de los estudiantes, organizada por ellos mismos, y que cuenta con el apoyo de las autoridades universitarias. Lean por ejemplo la siguiente cita de Henrik Thorsen, autoridad académica de RUC y consultor del Årsfest desde 1984:

“La fiesta anual y todo el ambiente alrededor de ella tiene una gran y positiva importancia para RUC. Es una fiesta que es largamente esperada y que crea un alto grado de interdependencia compartida. La fiesta anual está anárquicamente marcada, pero con un orden sensato, que da a la fiesta su atmósfera impredecible e imaginativa, lo cual es parte de sus muchas características…”

La entrada al Årsfest es gratuita para los estudiantes de RUC y si eres externo a la Universidad puedes ser «invitado» por alguno de los estudiantes de RUC (cada estudiante puede invitar a un máximo de 5 personas), y para entrar debes pagar un boleto con valor aproximado de 10 dólares americanos. La Universidad es cercada con mallas de alambre y cada una de las entradas es custodiada por estudiantes voluntarios y personal de seguridad. Es una fiesta atendida por aproximadamente 5,000 personas.

El día del festejo, las clases se suspenden después de las 2:00 p.m, y entonces la gente empieza a relajarse y celebrar en cada uno de los departamentos (el de ciencias, el de humanidades, etc.); estos festejos locales usualmente incluyen una comida o cena que comparten los profesores y estudiantes de cada departamento. Por motivos de seguridad y protección de las instalaciones, los festejos locales deben concluir a las 11:00 p.m, para posteriormente reunirse a la celebración general localizada en las áreas comunes de RUC. Por toda la Universidad se colocan carpas «temáticas» para continuar la celebración después de las 11:00 p.m. En cada una de estas carpas se toca diferente tipo de música y cuentan con bares y baños. La idea es que puedes andar de carpa en carpa festejando o establecerte en algún lugar.

La municipalidad también contribuye con el festejo: hay corridas especiales de trenes y autobuses hacia Copenhague y en la dirección opuesta durante toda la noche y madrugada.

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También hay una celebración VIP. Comienza con una ceremonia en el auditorio principal de RUC presidida por el Rector Poul Holm donde se entregan reconocimientos a estudiantes y profesores destacados. Al finalizar hay una cena atendida por la crema y nata de RUC.

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Regresando al festejo proletario dentro de los departamentos, quiero agregar que en algunos de éstos se acostumbra tener un «tema» para la celebración. El IMFUFA es uno de esos departamentos que celebra temáticamente, y como la celebración dentro del IMFUFA fue mi experiencia más cercana en este Årsfest, quiero describir como se dieron las cosas en este espacio:

La celebración se autogestiona y como ya mencioné, es una celebración de los estudiantes. Aquí hago un paréntesis para aclarar que en el sistema educativo danés los estudiantes de Doctorado tenemos un status distinto al que hay por ejemplo en México: no somos estudiantes. Somos empleados de la Universidad para hacer investigación. Junto con los Doctores y Posdoctorantes, integramos el staff de investigadores del Departamento. Esta aclaración me es útil para decir ahora que la fiesta dentro del departamento es gestionada por los estudiantes de Maestría en física y/o matemáticas. Los de licenciatura tienen su festejo propio en el edificio de Estudios Básicos en Ciencia donde están mezclados físicos, biólogos, matemáticos y químicos. Así, los estudiantes cobran (hay que pagar 14 dólares de cooperación para la cena y aparte pagar las bebidas alcohólicas que consumas), cocinan, deciden el tema de la fiesta y el rol de cada uno de los asistentes.

El rol que cada uno cubre en la fiesta es doble: debes representar el personaje que los estudiantes te asignan de acuerdo a la temática, y debes cooperar con el desarrollo de la celebración. Por ejemplo, este año el tema fue «La celebración danesa de año nuevo» y algunos de los personajes asignados fueron: el dulce, el cohete (pirotécnico), la serpentina, el pastel, la Reina Margrethe II (cada año nuevo da un discurso al pueblo danés a través de la televisión), los embajadores, etc. Los roles en el marco del desarrollo de la fiesta eran por ejemplo: atender el bar, lavar los trastes, preparar las mesas y sillas, encargarse de la música, amenizar con algún show, etc. En mi caso, yo representé al Embajador de Kazajstán y en la parte operativa era integrante del equipo que recogía los platos entre cada uno de los tiempos de la cena. En la foto de inicio de este capítulo del blog pueden verme en una reunión diplomática con la Reina Margrethe II de Dinamarca y el Embajador Danés; y en la siguiente me acompaña el cohete-condón. También incluyo una imagen del dulce y la serpentina.

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Los estudiantes comenzaron a cocinar temprano. Quizás antes de las 2:00 p.m. Otros preparaban sus disfraces y/o comenzaban a beber cerveza. Oficialmente nuestra celebración dio inicio a las 5:00 p.m. con el discurso de la Reina. Posteriormente nos sentamos en mesas que eran presididas por cada uno de los embajadores y entonces los estudiantes hicieron el anuncio oficial del menú. Éste consistió en una entrada de camarones y caviar, seguida por cordero asado con ensalada y papa al horno, y cerrando con un rico pastel de chocolate. Al finalizar la cena el cohete-condón hizo una evaluación culinaria de la producción de los estudiantes, finalizando con un discurso de agradecimiento al que todos nos sumamos con una carga de aplausos.

Después de la cena siguió la celebración. Eran como las 8:30 de la noche. Empezaron las charlas entre grupos, otros bailaban, algunos de los que fueron invitados a la cena VIP se integraron a la fiesta. A través de los cristales del departamento podías ver el flujo constante de jóvenes que ingresaban a la Universidad a través del control de seguridad. Buen ambiente.

Yo pisteaba, platicaba, practicaba con los que ya borrachos les da por ejercitar las frases que conocen en español, bailaba. La fiesta transcurrió ambientada pero en calma; sólo sucesos menores como los siguientes:

Nota: Por respeto a los protagonistas de las historias se omitirán sus nombres.

a. Un profesor ya borracho le dio por bailar, y durante la ejecución de un paso de alto nivel de dificultad, se fue a estrellar a la escenografía donde la Reina emitió su discurso. Se abrió la frente pero por fortuna fue inmediatamente auxiliado por un grupo de festejadores con alma de socorristas. El profesor apareció con vida el siguiente lunes con un parche en la frente.

b. Un estudiante y su asesor estaban platicando afuera del departamento. Era una acalorado diálogo académico que culminó con una vomitada del asesor entre los pies de ambos interlocutores. El estudiante interpretó esta acción como un desacuerdo en las posturas teóricas de uno y otro.

Si le seguimos escarbando seguramente encontraríamos más historias como esas o muchísimo más escabrosas. No es mi intención hacerlo.

Yo, acompañado de algunos de mis amigos me retiré de la fiesta como a la 1:00 de la mañana. Llegamos a Copenhague antes de las 2 y como ya no alcancé el servicio del Metro me dispuse a caminar desde Nørreport hasta mi casa en Amager. Era una noche templada y animada. Mucha gente caminaba y celebraba. Recorrí algunos de los lugares que conocí durante mis dos primeros días en Copenhague. Las cosas se ven muy diferentes ahora. Como alguna vez dijera el buen Masaaki Fujino: «Este es mi barrio».

Mario Sánchez Aguilar