Møns Klint

Hoy jueves fue día de paseo.

El departamento al que pertenezco en la Universidad de Roskilde organizó una excursión a un lugar llamado Møns Klint en la isla de Møn en el Mar Báltico.

Abordamos un camión de pasajeros a las 8:30 de la mañana. En el camino nos dieron café y un delicioso pan (con todo respeto, el pan dulce danés sí le compite al mexicano). Fue mi primer viaje por autopista, y aprendí que en general éstas son más angostas que en México, pero no son privadas. No existe el concepto de caseta. Aproximadamente 90 minutos después de iniciar el viaje ya habíamos llegado a nuestro destino.

El punto de partida de la excursión fue el centro geológico Møns Klint. Ahí nos dividimos en dos grupos y cada uno de éstos fue dirigido por un guía. Las guías eran del sexo femenino, y al menos la que le tocó a mi grupo, daba la impresión de ser una muchacha muy preparada y que sabía de lo que estaba hablando. Muy segura, desenvuelta y güera natural.

Møns Klint resultó una enseñanza más para el Mario. Como su nombre en danés lo dice, el lugar no es otra cosa que un acantilado (ver foto al inicio). Como mexicano superficial e ignorante que puedo ser, fácilmente podría concluir que Møns Klint es un lugar aburrido: No hay restaurantes de mariscos, no hay conjuntos norteños, no hay mujeres en bikini, no venden cervezas, no hay güeyes echándose clavados desde el acantilado, la playa está llena de piedras, etc, etc; sin embargo, el lugar es tan importante para los daneses que hasta la Reina Margrethe II inauguró el GeoCenter en mayo de este año.

¿Y dónde radica la importancia del lugar? Pues en que el acantilado es un registro geológico. Hace aproximadamente 70 millones de años, Europa del Norte estaba cubierta por mar, y este mar habitado por algas y animales acuáticos. Después llegó la era del hielo, luego el deshielo, y el mar y la vida marina regresó…un proceso muuuuuy largo e iterativo. El punto es que el acantilado está formado por capas fosilizadas, entonces puedes encontrar (incluso en la actualidad) fósiles de plantas y animales, además de que las piedras pueden “contarle” a los geólogos parte de esos acontecimientos prehistóricos.

Adicionalmente al tour y la explicación que te proporcionan las guías, está el lugar que llaman “la exhibición” que yo concibo como un museo. Pero qué museo. Yo destaco tres elementos de este lugar, la tecnología, la sección de niños y las expresiones artísticas: Hacen uso de elementos tecnológicos para ilustrar toda estas ideas evolutivas que he estado platicando, desde videos interactivo-táctiles, hasta modelos con materiales como lodo y arena; los niños pueden mirar verdaderos fósiles en microscopios o jugar con los modelos de animales prehistóricos; y algo muy novedoso para mí, se invita a artistas plásticos a que expresen sus impresiones de los diferentes periodos geológicos. Encuentras representaciones y propuestas bien interesantes.

Como dije unas líneas atrás, este paseo fue una enseñanza más. Miren todo el show que hacen los daneses por un pedazo de acantilado, hasta construyen un lugar donde se incluyen a los científicos, a las mujeres, a los artistas y a la niñez. Nosotros los mexicanos tenemos una historia muy, pero muy rica y mi impresión es que no la valoramos de la misma manera. Tiene que aparecer un concurso comercial como el de las “New 7 Wonders” para que los periódicos mexicanos denuncien los maltratos a las zonas arqueológicas o para que el Presidente de México haga una “visita oficial” a esos lugares.

Perdonen por hacer estas comparaciones. Sinceramente les digo que para mí, en esta etapa de mi vida, son inevitables. Como le dije a G. Montiel, en estos días ando muy receptivo y sensitivo.

MSA

Homeless World Cup, Episodio 2

Al siguiente día fui a aplaudirle a México. Antes de que comenzara el partido de México presencié el espectacular juego de Inglaterra vs. Burundi. Los africanos eran energía pura. Barrieron a los ingleses 12 goles a 6.

Me llamó la atención un señor que estaba parado junto a mí en la tribuna. Estaba acompañado de su esposa y con una voz gruesa y potente gritaba de manera intermitente ¡Come on England! No dejó de apoyar a sus compatriotas ni antes ni después de ser superados en el marcador por los africanos. Unos minutos después de iniciar el juego se le unió otra solitaria joven inglesa que extendía una bandera con los brazos. Ambos despidieron con aplausos a su derrotado equipo al terminar el encuentro.

Como le dije a Patricia Lestón en el anterior capítulo del Blog, después de ver el comportamiento de estos ingleses, sí me remordió la conciencia de que los jugadores mexicanos vinieran hasta acá a partirse la madre y yo en la tribuna viendo el juego en el anonimato. Tenía que sacar al pambolero-patriótico de mi interior.

Justo antes de comenzar el encuentro México-España se paró junto a mí una muchacha con una sudadera verde inscrita con la palabra México. Comenzamos a platicar e hicimos una pausa cuando nuestros ex-drogadictos comenzaron a jugar.

¡Vamos México! comenzamos a gritar.

España no era rival para México. Les ganamos 8 a 2, y eso porque nuestro portero tuvo el caballeroso gesto de dejar anotar un gol a Isabel, la única integrante femenina del conjunto español. La prensa danesa que reseñaba los encuentros del torneo destacó este hecho.

Karol Ochoa es el nombre de la muchacha que conocí. Llegó hace un mes del D.F. a estudiar en la Universidad de Copenhague su Maestría en periodismo de guerra. Viene apoyada por el CONACYT y vive en un edificio para estudiantes de la Universidad. Me estuvo platicando sus impresiones iniciales de la ciudad, entre las que destacó lo caro de la vida, la seguridad de la ciudad (antes de venirse la asaltaron con pistola en la cabeza en el D.F.) y las bicicletas. Se veía entusiasmada. Me pareció una muchacha muy valiente. Pensé en mi hija.

El siguiente juego de México, ese mismo día, era contra los temibles africanos de Burundi. Yo me tuve que ir porque tenía una cita en el Skype con mi esposa. Intercambié coordenadas con Karol y me dirigí a la casa. En la noche miré el Internet y me encontré con la sorpresa de que México le había ganado a Burundi 4 a 2. Habían pasado a las semifinales. Iban contra Holanda al día siguiente y no me lo iba a perder.

Hoy estuvo lleno de actividad. Como es sábado las tribunas estaban llenas. Llegué a la hora en que comenzaba nuestro himno nacional. Después escuchamos el de Holanda, y el partido comenzó. Nuestros rehabilitados hicieron sentir orgullosos a todos los mexicanos ahí presentes. Jugaban como si tuvieran el salario de Cuauhtémoc Blanco. Cuando se escuchaban los gritos aislados de ¡Vamos México! nos buscábamos, nos identificábamos y nos saludábamos. Afortunadamente los ruidosos brasileños se unieron a un par de mexicanos en la tribuna para constituir una porra a favor de México (tómese en cuenta que México era el único equipo latino “vivo” ya que Argentina, Brasil y Chile quedaron en el intento…).

México comenzó dominando claramente el partido. El marcador iba 2 a 0 a favor de los nuestros, pero Holanda despertó invirtiendo la ventaja en el marcador 3 a 2. Los mexicanos no se dejaron y gracias a la destreza, potencia y personalidad de nuestro Capitán el partido terminó empatado a 4. Venía la definición en penales.

Se iban a tirar tres penales por cada equipo:

– Empezó Holanda y anotó

– Siguió México y anotó.

– Holanda anotó el siguiente.

– México lo igualó.

– Holanda metió su último tiro.

– Este es el último tiro de México:

La maldición que ha seguido al fútbol mexicano por décadas hizo su aparición en la esfera del fútbol de vagos. Los güeros holandeses empezaron a festejar y nosotros (o al menos yo) a mentarles la madre.

Quería felicitar a los jugadores. Lo hicieron muy bien. Mucho mejor de lo que lo hacen nuestros mediocres profesionales. Cuando localicé a la selección ya estaban rodeados de los paisanos: Unos que venían de vacaciones, un matrimonio que vive en Copenhague, los que venían de México acompañando a la selección. Nos saludamos, felicitamos a los jugadores, y nos tomamos fotos con las cámaras de cada uno. El Capitán nos agradeció nuestra presencia y nos expresó lo bien que los hacíamos sentir. Fue una tarde muy intensa y emotiva. Viva México y los mexicanos…a huevo!

Mario

Homeless World Cup, Episodio 1

Tal como le comenté a mis colegas de Cicata, del 29 de julio al 4 de agosto se celebra en Copenhague el mundial de fútbol de vagos (o homeless).

Los integrantes de las selecciones son hombres o mujeres (los equipos pueden ser mixtos) sin hogar, o que viven en asilos para indigentes, o que subsisten con algún sub-empleo, o que actualmente se encuentra en rehabilitación para dejar las drogas o el alcohol. No se permiten matemáticos educativos (hay ciertos límites).

Con patrocinadores como Nike y la UEFA, el torneo busca hacer un cambio positivo a través del fútbol, en todas aquellas personas con problemas de drogadicción o alcoholismo, excluidas socialmente y que viven en condiciones de pobreza.

El ranking de estas selecciones no se parece al del fútbol profesional. Por ejemplo, hoy perdió Argentina 15 a 2 contra Inglaterra (je, je, je venganza contra nuestras colegas argentinas…). En el caso de México, en el torneo pasado celebrado en Sudáfrica quedaron en 4to. lugar general. En este torneo estos han sido sus resultados hasta el momento:

29 de julio, México (6) – República Checa (5)

30 de julio, México (4) – Lituania (8)

30 de julio, México (5) – Austria (6)

31 de julio, México (9) – Australia (2)

31 de julio, México (7) – Gales (2)

01 de agosto, México (5) – Finlandia (4)

01 de agosto, México (5) – Burundi (8)

01 de agosto, México (3) – Irlanda (2)

02 de agosto, México (8) – España (7)

02 de agosto, México (2) – Holanda (4)

Hoy fui a ver el partido contra Holanda. Cuando iba caminando hacia el lugar del evento pensaba: “Si hay muchos mexicanos me uno a la porra. Si hay más holandeses me uno al enemigo, al fin que sí parezco como de Ámsterdam”.

Al llegar sólo había tres mexicanos con su bandera cantando un tímido “cielito lindo” ante el feroz y nutrido coro de ¡Holland, Holland! Decidí sentarme con los daneses.

Me cae que nomás fui a echarles la sal. Al acabar el partido fui a buscar a los seleccionados para socializar con los paisanos. Al primero que me encontré fue a Raúl. Se inició la conversación.

Comenzamos platicando de las expectativas para la selección mexicana de vagos-pamboleros. Después me aclaró que los tres mexicanos de la porra que vi venían con ellos y que yo era la segunda persona mexicana residente de Dinamarca que se acercaba a platicar con ellos.

La parte más interesante fue cuando me contó sus impresiones de la ciudad. Estaba impactado. Me contó que los llevaron a ver un partido de la Champions League, también me contó de los lugares que había visitado, de los museos, de los vikingos, del hotel donde estaba hospedado, de sus planes de ir mañana a Suecia y claro, de la abundancia y belleza de las mujeres danesas. Estuve a punto de preguntarle ¿ya viste que se puede pistear en la calle? Afortunadamente me contuve.

Creo que a los dos nos sirvió platicar. Me dio gusto verlo rehabilitado y entusiasmado con las cosas que estaba conociendo. Trataré de ir mañana a aplaudirles nuevamente.

Mario