Misión cumplida

Hoy fue un día de trabajo intenso. Comencé desayunando con María Leonor Velez y Juan Guillermo Soto antes de las 7 de la mañana. Antes de las 8:30 a.m. ya estábamos en la Universidad de La Sabana. Ahí conocí a la Dra. María Lilia Perilla y a su grupo de trabajo.

Rápidamente me di cuenta que este grupo de trabajo es muy entusiasta. Hicieron varias preguntas y reflexiones durante la jornada.

Después de los talleres, dimos un pequeño paseo por los alrededores de Bogotá, haciendo una escala en la tienda adjunta a la fábrica de la ‘Alpina’ para consumir algunos productos lácteos. Muy rico. Juan Guillermo y María Leonor compraron algunos productos para que se los llevara a mi familia.

Llegué cansado al Hotel. Me despedí de María Lilia, Juan Guillermo, María Leonor y Roberto (éste último mano derecha de Juan Guillermo).

Tomé una cena solitaria mirando la noche de la ciudad de Bogotá. No pude evitar pensar en mi Idania y en lo mucho que me gustaría que me acompañara.

Mañana tendré que estar a las 6:00 a.m en el aeropuerto El Dorado para regresar a México. Me llevo una buena imagen de los Colombianos. Sí señor.

M. Sánchez A.

Bogotá y el Chapo

No. No se trata de una historia sobre narcotráfico.

Esta mañana mi adorada Idania me ayudó a preparar mi maleta para mi primer viaje a Bogotá. Estuve jugando un poco con Mariana mi hija, hasta que pasó el taxi para llevarme al aeropuerto.

Estaba formado esperando mi turno para el check in en el aeropuerto, y la persona que tenía enfrente me llamó la atención por su look ranchero: Pantalón de mezclilla entubado y rematado con unas botas picudas de piel exótica; reloj, cadenas y esclavas de oro (o al menos eso parecían); bigote tupido y celular de última generación al oído.

Pensé en mis adentros: Ha de ser un ranchero rico o un narco que prefiere viajar en primera clase.

Pero cuando volteó me di cuenta que era ni mas ni menos que el Chapo de Sinaloa (el cantante, no el narcotraficante prófugo). Pensé en pedirle un autógrafo, pero no traía en donde imprimir la firma, sólo mi libro de Ibargüengoitia que estaba leyendo. No lo hice porque nomás iba a echar a perder el libro con esa firma.

Por fin subí al avión. Como mencione implícitamente, viajé en primera clase. Me acordé de cuando viajé por primera vez en esa categoría y no sabía qué hacer con la toallita húmeda para limpiarte las manos. Esta vez me desenvolví como pez en el agua.

Por fin llegué a el aeropuerto el Dorado en Bogotá donde me esperaba Roberto, un colaborador de Casio Colombia. Me hospedé en el Bogotá Plaza (desde donde escribo estas líneas) y ahí conocí en persona al Señor Juan Guillermo Soto  y a su esposa María Leonor Velez. Son personas muy agradables.

Mañana trabajaré con algunos profesores en la Universidad de La Sabana. Espero cumplir con sus expectativas…

M. Sánchez

Hay vacantes

Dado que me iré a Dinamarca, se ha estado buscando una persona que tome mi lugar en Casio. Sé que es difícil encontrar a un(a) sustituto(a) para mi, pero hay que intentarlo…je, je

El Dr. Cantoral me envió una lista de candidatos para ese puesto. Cuando la recibí me entró la nostalgia de dejar a alguien mas este trabajo que he disfrutado (y a veces sufrido) tanto. ¿Será etapa que hay que cerrar?

Por otro lado, hoy recibí mis boletos para ir a Bogotá: Viajaré en business class de ida y vuelta.

También envié por paquetería mi contrato firmado al consorcio AlBan. Con esto estoy a un pasito del otorgamiento de mi beca de estudios.

M. Sánchez A.