Un poco de Dinamarca I

Dinamarca es un lugar muy diferente para mí. Es un país que me sorprende continuamente y siempre estoy descubriendo cosas; de hecho quisiera compartir esos descubrimientos-conocimientos con alguien, pero para los de aquí no sería novedad.

Ya tenía pensado comunicarlo en este Blog, pero nomás no lo hacía, entonces llegó mi colega Luis Arturo Serna y me dio un empujoncito para hacerlo.

La sección se va a llamar Un poco de Dinamarca y trataré de explicar con palabras e ilustrar con fotos lo que quiero comunicar.

Bueno, en esta primera entrega quiero hablar de un relojito que traen en el parabrisas todos los autos.

Por acá hay zonas definidas de estacionamiento en las calles, pero sí son respetadas por los ciudadanos. En algunas de estas zonas sólo te puedes estacionar un cierto número de horas; entonces, al estacionarte y bajar de tu auto, debes marcar en el relojito la hora en que llegaste para hacerle saber a la autoridad cuánto tiempo lleva el auto ahí, y si no has violado el límite permitido.

Ya sé que luego luego brota el ingenio mexicano y han de estar pensando en adelantar el relojito con respecto a la hora en que realmente llegaste para simular que tu auto lleva menos tiempo ahí. Se puede hacer, pero si te cachan te haces acreedor a una multa económica. Y acá no se andan con medias tintas con los precios…

De hecho hay lugares como en Copenhague, donde el estacionamiento en la calle no es gratuito, y además de marcar con el relojito, debes de ir a una máquina localizada en alguna banqueta cercana, pagar, y poner el boleto que te da la máquina en el parabrisas junto al relojito. Así se corrobora la hora de llegada.

Informó desde Dinamarca,

M. Sánchez A.

Un lugar para vivir

 

Una de mis principales preocupaciones se ha resuelto: He encontrado un lugar para vivir.

A partir del 28 de abril por la mañana, compartiré un departamento con un ciudadano danés llamado Per Dissing Odgaard. Él estudia psicología en la Universidad de Lunds en Suecia, trabaja en un hospital, y es una persona muy ocupada.

El apartamento está en Copenhague, en una zona de la ciudad llamada Amager, como a una hora de Suecia en tren. Vivo como a 5 minutos caminando de la estación de metro llamada DR Byen/Universitetet, y desde ahí llego como en 45 minutos a la Universidad de Roskilde.

Como todo por acá, la renta está bien cara. Pagaré 3400 kroners que son un poquito más de 7000 pesos mexicanos. Esa renta me incluye la electricidad, la calefacción, internet, lavandería comunal gratuita (que aún no conozco) y acceso a la cocina y a sus instrumentos.

Tenía que tomar la oferta porque Per fue el único que contestó a mis solicitudes via email; además continuar en el hostal me representaba un pago como de 950 pesos diarios. No había mucho que pensar.

La verdad es que Per me tuvo confianza. Sólo le he pagado la mitad del primer mes (porque todavía no vivo ahí), y me dio las llaves de la casa para que comenzara a mudarme o entrar cuando yo quisiera. Hasta me ofreció una de sus bicis para pedalear por Dinamarca.

Yo le tomé la palabra y comencé a mudar algunas de mis cosas al departamento. Cuando llegué no estaba él, y hasta dejó su computadora portatil último modelo ahí. Fuera otro chilango gandalla y ya le hubiera dado gane con la compu y la bici.

Per me dijo que podía recibir visitas. El vio a mi querida familia en esta página web y me dijo que podrían visitarme cuando quisiera.

Cuando cerramos el trato y salí de ahí, me dio un montón de gusto poder a volver a usar el llavero de Neruda que me regaló alguna vez Javier Lezama. Eso quería decir que ya tenía “un rinconcito en el cielo” como dice Ramón Ayala.

Mario

Roskilde

Antes de comenzar esta nueva entrada del Blog, quiero agradecer a todas las personas que se han comunicado conmigo para de una u otra manera darme ánimo para sobrellevar esta aventura: Gracias a mi sista Alex, mi abuelo Don Carmen Sánchez, Javier Lezama, a la familia Tovar-Sánchez, Lety Garrido, mi querida Idania, Susy-mom, el mayi-pop, mi super compadre Gabriel, mi prima Daniela, Javier Serrano, Tony Soprano, mis tíos Esther y Polo, mi sista Paty, Apolo Castañeda, mi contadora Magdalena Márquez, mis tíos Lety y Esther, Rafael Marmolejo, mis primos neozelandeses Alejandra y Arturo de la Rosa, y los que se vayan sumando… En otra situación hubiera pensado que andan muy románticos, pero es esta que estoy, cada palabra, cada cursilería, cada chiste, es un empujón para salir del bache. De corazón gracias.

Bueno pues, ya estoy en Roskilde. Como pueden apreciar en la siguiente imagen, la ciudad me recibió con honores…

Estoy hospedado en un Hostal llamado Danhostel Danmarks Vandrerhjem. Lo recomiendo ampliamente. Como todo lo de acá, está caro, pero es un lugar bonito; administrado por gente agradable y a unos metros del mar y del Museo de naves Vikingas.

Como ya había comentado, Roskilde es más provincial que Copenhague; sin embargo, por esa misma característica, me parece un lugar ideal para estudiar. Es un lugar lleno de tranquilidad y armonía, con muchos lugares verdes para caminar, con rutas ciclistas por toda la ciudad, con servicios, con internet de alta velocidad…, en fin, es el paraíso para alguien que quiere escapar de los vicios de una gran ciudad, y en caso de que quieras regresar a éstos, a 25 minutos está Copenhagen. Preferiría vivir en Roskilde, pero ya veremos qué sucede…

La misión de hoy fue visitar la Universidad de Roskilde. El lunes tengo una cita allá, y no quiero tener problemas con el traslado, ni llegar tarde. Quise explorar el terreno.

Decidí caminar. Aprovechar para conocer. Calculo que hice 8 Km de ida y vuelta. Confirmé que es una ciudad muy bonita y muy organizada.

Fue realmente emocionante ver el primer letrero de la Universidad. A lo mejor sienten algo parecido los que llegan al Everest. Hubiera clavado ahí una banderita Mexicana si la trajera conmigo. Ya de perdis un grafiti de “el mario was here”, pero ni marcador traía.

Busqué el Departamento de Ciencias donde tendré la cita y lo encontré. Toda la Universidad estaba muy sola, probablemente porque era sábado. Miré por las ventanas del Departamento y me llamaron la atención dos cosas: Primero, una pared llena de fotografías de los miembros del staff del Departamento; y segundo, un bar. Todavía yacían las botellas de cerveza vacías y las piezas de un ajedrez por el suelo. Pensé que no iban el sábado porque andan crudos.

La Universidad tiene un lago adjunto muy bonito. Cuando lo estaba rodeando, Un ganso enorme voló a mi lado. Muy bonito (ver la siguiente foto).

Después de completar la misión, regresé al hostal a echarme un sueño porque ando todo menso por el cambio de horario. Al despertar busqué a Tom, el administrador del Hostal, para hacerle algunas preguntas técnicas sobre Roskilde. Sólo encontré a una chica muy amable llamada Sina, que me ayudó con mis preguntas.

Acabé el día echándome una de las sopas maruchan aplastadas en el viaje ¿Han intentado comer una sin tenedor u otro cubierto? No lo hagan, se siente uno como perro.

Mario

Dinamarca

La llegada a Dinamarca fue dura. Llegué a la media noche, cargado de equipaje, con una maleta rota y sucia por un shampoo que se derramó; otra sólo sucia por un frasco de aceitunas que se abrió.

Generalmente no es bueno andar en la calle después de la media noche, cargado de maletas y dinero; menos si no estás en tu país y si el barrio en cuestión se transforma como la cenicienta en un nido de adictos, bitches y borrachos. Eso lo viví a mi llegada a este país.

De plano estaba bien asustado y triste (hasta soñé que me corrían del Hotel donde estoy), pero ahora estoy mejor.

Hoy en la mañana decidí dejar el reboso y mis miedos en el cuarto del Hotel y salir a turistear-explorar. Hasta me metí a un banco super moderno y sin cristales de seguridad (de verdad!), el Danske Bank.

Estuve caminando por Copenhagen (que lo pronuncian como “kobengeigen”y lo escriben “københavn”, no me entendían cuando decía “copenague»); y hasta tomé el metro a la ciudad de Roskilde.

Es otro mundo. No se parece a otro lugar que haya conocido. La arquitectura de Copenhague es impresionante. La cultura es una mezcla de asuntos ancestrales y contemporáneos-vanguardistas. La sociedad es multirracial: Hay indús, árabes, orientales, europeos no escandinavos, y yo.

Mucha gente anda en bici (ya se me antojó): mamás con sus bebés, mujeres fashion vestidas con marca de diseñador (hasta con tacones y lente oscuro), jóvenes rebeldones, everybody. También hay muchos Mercedes y BMW. Es impresionante cómo respetan al peatón, se paran aunque no les pidas el paso (casi como en el D.F.).

Aunque no creo que saque mucho, yo creo que me voy a tener que prostituir porque la vida es carísima. Hoy me lleve la sorpresa-susto-desilusión-terror de que me cobran 10% de impuestos por cambiar mis Euros a Kroners. Ni he querido comer pa’ ahorrar. (Ahh que tiempos aquellos de las quesadillas en abundancia).

Roskilde tiene un sabor más provincial, pero es hermoso. (Me encontré unos juegos en medio de un parque muy bonito y me acordé de Mariana e Idania. Tienen que venir a conocer). La sociedad también es muy cosmopolita y fashion. Mañana me mudo para Roskilde (en un Hostal junto al mar), y visitaré mi nueva escuela, la RUC.

En general, la gente es muy guapa (casi como mi compadre Gabriel), aunque se ve que se arrugan muy rápido, no como nosotros los prietitos. Hoy en el metro me encontré a un albañil y era un Brad Pitt cualquiera.

Ya entendí porque andan todos despeinados: Aunque haya sol, hace un chingo de aire helado, al menos en estos días. No me puedo imaginar los días de verdadero frío.

Tienen un metro carísimo. Ir y venir a Roskilde que está como a 25 minutos de Copenhague me costó 275 pesos aproximadamente (un boleto para transportarse ilimitadamente por la red de metro-tren-buses durante 24 horas). Eso sí, un metro de primer mundo: De dos pisos, alfombrado, aire acondicionado, donde subes con bici o carriola, donde la gente espera a que bajes antes de subir, con asientos con mesita pa’ poner tu bebida, limpio, con un horario preciso y sin ambulantes. Yo creo que si en el cielo hay metro debe ser como el de Dinamarca.

Me he encontrado a gente bien ojete, pero la mayoría bien linda. Por ejemplo Tom el dueño del hostal de Roskilde, que hoy me ayudó a comenzar a buscar un cuarto con tal de que no le empioje su hostal por mucho tiempo. Lo bueno es que es una sociedad educada y hasta el momento no me encontrado a nadie que no hable inglés.

Bueno, por el momento es todo. Ya seguiré la historia en este Blog si no me muero de hambre, me congelo o vendo mi compu por falta de dinero.

Mariø

Europa

 

Ni cuando andaba correteando gallinas para comer en San Pedro de los Naranjos (¿te acuerdas ma?), ni cuando me paseaba por los barrios lacras de Zapopan me imaginé que algún día iba a llegar a Europa. Así es la vida de impredecible.

Estas líneas las escribo desde el aeropuerto de Heathrow en Londres. En México son las 11:10, pero acá son las 17:10. Mi conexión a Copenhagen sale a las 19:00.

Traía cansancio acumulado. Me aventé dormido casi todas las 10 horas de vuelo. Sólo despertaba cuando escuchaba que estaban sirviendo la comida. Hay que aprovechar.

Hubo algunos mexicanos en el viaje, pero la mayoría europeos. De compañera de viaje me tocó una señora de Oaxaca con un inglés medio limitado (más que el mío). Noté que sólo podía pedir “orange” cuando le preguntaban qué deseaba beber. Me acordé de mi compadre.

Le ayudé un poco con su forma migratoria para ingresar a UK.

Durante el viaje miré un mensaje en video que me envió desde Guanajuato mi abuelo Carmen Sánchez. Pura inspiración.

Después de caminar un poco por el aeropuerto (Idania, te hubiera encantado ver las tiendas que hay!), me senté a escribir frente a una gran ventana que permite ver los aviones. Es entonces que me cayó el veinte de lo lejos que estoy…

Mario