Dinamarca es un lugar muy diferente para mí. Es un país que me sorprende continuamente y siempre estoy descubriendo cosas; de hecho quisiera compartir esos descubrimientos-conocimientos con alguien, pero para los de aquí no sería novedad.
Ya tenía pensado comunicarlo en este Blog, pero nomás no lo hacía, entonces llegó mi colega Luis Arturo Serna y me dio un empujoncito para hacerlo.
La sección se va a llamar Un poco de Dinamarca y trataré de explicar con palabras e ilustrar con fotos lo que quiero comunicar.
Bueno, en esta primera entrega quiero hablar de un relojito que traen en el parabrisas todos los autos.
Por acá hay zonas definidas de estacionamiento en las calles, pero sí son respetadas por los ciudadanos. En algunas de estas zonas sólo te puedes estacionar un cierto número de horas; entonces, al estacionarte y bajar de tu auto, debes marcar en el relojito la hora en que llegaste para hacerle saber a la autoridad cuánto tiempo lleva el auto ahí, y si no has violado el límite permitido.
Ya sé que luego luego brota el ingenio mexicano y han de estar pensando en adelantar el relojito con respecto a la hora en que realmente llegaste para simular que tu auto lleva menos tiempo ahí. Se puede hacer, pero si te cachan te haces acreedor a una multa económica. Y acá no se andan con medias tintas con los precios…
De hecho hay lugares como en Copenhague, donde el estacionamiento en la calle no es gratuito, y además de marcar con el relojito, debes de ir a una máquina localizada en alguna banqueta cercana, pagar, y poner el boleto que te da la máquina en el parabrisas junto al relojito. Así se corrobora la hora de llegada.
Informó desde Dinamarca,
M. Sánchez A.