La línea dorada

El día de ayer si inauguró oficialmente la línea 12 del metro de la ciudad de México (también llamada “línea dorada”), que va de Tláhuac a Mixcoac.

Esta obra del gobierno de la ciudad de México es fuente de alegría para mi familia, ya que tendrá un impacto muy positivo en nuestra vida diaria. La nueva línea nos llevará, entre otros lugares, muy cerca del colegio donde mi hija Mariana estudia la primaria. Este hecho tendrá varias ventajas:

  • Tendremos más tiempo disponible para nosotros, ya que con el metro ahorraremos una hora diaria de traslados
  • Ahorraremos cientos de pesos mensuales en transporte, ya que gastaremos 12 pesos diarios en llevar y recoger a mi hija del colegio, contra 38 pesos que estábamos gastando antes de que se abriera esta nueva línea
  • Contaminaremos menos, ya que sólo utilizaremos una combinación de bicicleta + metro para ir y venir al colegio (¡y a muchos otros lugares!)
  • Tendremos menos estrés al evitar viajar en el terrible tráfico motorizado de la ciudad de México

Aunque ya habíamos viajado en la nueva línea porque participamos en uno de esos viajes de familiarización que se implementaron antes de la inauguración oficial, ayer mi hija y yo utilizamos por “primera vez” la línea 12 del metro.

Para mí fue todo un fenómeno sociológico ver cómo se comportaban los usuarios de la nueva línea. El ambiente era distinto. En lugar de los desplazamientos apáticos, monótonos, y apresurados que caracterizan a los usuarios del metro, la gente se detenía y miraba con atención los detalles de la nueva obra: los letreros, la fotos de nuestra bella ciudad que adornan los pasillos de la estación Ermita, las partes inconclusas de la construcción, las llantas y otros mecanismos que hacen que los vagones se muevan, las pantallas instaladas dentro de los vagones, … Se percibía un ambiente de curiosidad mezclada con alegría colectiva.

Los comentarios que escuché entre los usuarios eran también interesantes. Por ejemplo estaba un muchacho que parecía querer impresionar a su novia con sus conocimientos de ingeniería. Le explicaba cómo funcionaban las máquinas que hicieron esos grandes túneles subterráneos por donde corre el metro, y qué mecanismos se implementaban para que no se derrumbaran dichos túneles. La novia lo escuchaba con atención y admiración. También escuché a una señora quejándose del diseño de la obra: —¡Son muchos escalones!— le gritaba a uno de los policías apostados en los pasillos de la estación Ermita, como si el pobre hombre fuera el responsable de la obra.

Desde ayer y hasta el domingo 4 de noviembre de 2012 los viajes en la nueva línea serán gratuitos. Veamos cuánto tiempo pasa antes de que se llene de los vicios que caracterizan a otras líneas del metro, como los molestos vendedores ambulantes.

Mientras tanto yo estoy feliz por esta nueva obra. Cuando esté viejo le contaré a mi descendencia que yo vi cómo la construyeron, y que incluso viajé en esa línea desde antes que la inauguraran oficialmente. Seguro se aburrirán con mi historia.

Mario Sánchez Aguilar

Melissa y Alex

Hoy me reuní con Melissa y Alex. Ellos son dos estudiantes chilenos que recién obtuvieron su grado de maestros en ciencias en el departamento de matemática educativa del Cinvestav en la ciudad de México.

La primera vez que recuerdo haberlos visto fue durante un seminario que impartí en el Cinvestav, cuando recién llegué de estudiar en Dinamarca. No participaban mucho en el seminario, pero parecían poner atención a lo que yo decía (ahora que lo pienso nunca supe si en realidad me estaban juzgando). Creo que fue durante ese seminario cuando comenzamos a interactuar. Aunque no interactuamos mucho, siempre hubo una buena vibra entre nosotros. Al menos así lo siento yo.

En alguna de nuestras esporádicas pláticas me compartieron su idea de seguir con sus estudios doctorales en el extranjero, pero ahora fuera de México. Hablamos de varias posibilidades, entre ellas Dinamarca (selvfølgelig!). Meses después me dieron la agradable noticia de que habían entrado en contacto con Paola Valero y que se irían a estudiar con ella a la Universidad de Aalborg. Esta noticia y la reunión que tuvimos hoy me despertó muchos sentimientos. Por un lado, me da mucho gusto por ellos y por la oportunidad que se les ha presentado. Estoy seguro que recibirán una excelente educación que los transformará como personas y como académicos. También, el platicar con ellos me recordó muchos de los retos y temores que enfrenté antes de partir a Dinamarca: ¿me alcanzará el dinero? ¿será fácil encontrar un lugar para vivir?… La nueva aventura de Melissa y Alex también me llena de ilusiones. Me gustaría verlos en el futuro; quisiera verlos graduados y de regreso en Latinoamérica.

Durante el encuentro de hoy nos abrazamos, platicamos, comimos, bosquejamos un proyecto conjunto, nos volvimos a abrazar, y nos despedimos. Esta entrada de blog está dedicada a esos dos jóvenes emprendedores y al futuro prometedor que tienen frente a ellos.

Mario Sánchez Aguilar