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Quiero creer en Ofori

Por fin presenté mi primer examen de danés.

Esta era la segunda vez que tomaba el curso elemental de danés en la Universidad de Roskilde (RUC). La primera vez lo tomé en el otoño de 2007 junto con mis compañeros de Departamento Claudio Maggi y Nicoletta Gnan. Los tres seguimos casi la totalidad del curso pero no presentamos el examen final. En mi caso me sentía muy estresado porque no cumplía con los prerequisitos para presentar el examen, además de que no me sentía académicamente preparado para aprobarlo.

Es un hecho que en la Dinamarca actual (dicen que no ha sido así siempre) es suficiente con que hables inglés para poder comunicarte. La gran mayoría de los integrantes de la sociedad danesa entienden el idioma inglés sin importar su profesión. Yo mismo he visto cómo médicos, cargadores, albañiles, empleados de banco, estudiantes adolescentes, vendedores de tiendas departamentales, etc., pueden comunicarse en inglés sin problemas. Pero, es una posición cómoda el no intentar aprender danés en Dinamarca sólo porque puedes comunicarte en inglés ¿no? Prefiero tomar otra perspectiva. Como dice el papá de Albena Nielsen, “Los idiomas son como tesoros”.

Creo que yo tenía y tengo motivos adicionales a los que podrían tener Claudio y Nicoletta para seguir con el curso de danés. Soy padre y esposo de una niña y una mujer que también están aprendiendo danés; quiero seguir siendo el super-papi que lo sabe todo o el marido con las suficientes competencias culturales para ayudar con sus dudas a su esposa. También quisiera entender (y comienzo a hacerlo) los mensajes, letreros e información en danés que está alrededor de mí y de mi familia. Quiero tener herramientas para seguir explorando el modo danés de concebir el mundo. Por último, no olvidaré el factor vanidad en la lista de mis motivos para estudiar danés: ¿qué tal se siente poder hablar y entender dos idiomas? ¿cómo lucirán en mí tres idiomas? ¿me veré guapo o interesante?

Fue entonces que decidí tomar por segunda vez el curso elemental de danés en RUC. El curso que inició en la primavera del 2008. Mi maestra fue nuevamente Karen-Margrete Frederiksen.

Esta vez tenía claro que, además de atender las clases, debía cumplir con los prerequisitos para presentar el examen: leer tres pequeños libros en danés y realizar dos proyectos de investigación sobre algún tópico relacionado con Dinamarca o la cultura danesa. Los libros que leí fueron: “En gave til min kone” (Un regalo para mi esposa), “Du må hjælpe Tea!” (Debes ayudar a Tea!) y “Karen elsker karameller” (Karen ama los caramelos).

Confieso que fue más significativo para mí llevar a cabo los proyectos de investigación que hacer esas lecturas. Mi primer proyecto estuvo inspirado en una plática que tuvimos con mi amiga Lærke y su esposo Ebbe. Como comenté en un episodio previo de este blog, ella decía que México era el lugar a donde huyen los estadounidenses cuando tienen problemas con la ley; mientras que Ebbe aseguraba que ZZ Top era una agrupación musical mexicana. Mi primer proyecto se tituló “Danskeres tanker om Mexico” (Ideas de los daneses sobre México). Les pregunté a un grupo de daneses cosas como: ¿has estado en México? Menciona tres cosas que son características de México. ¿Has oído sobre algún aspecto negativo de México o los mexicanos? ¿Has oído sobre algún aspecto positivo de México o los mexicanos?

Mi segundo proyecto estuvo inspirado por esos estudios recientes sobre las sociedades “más felices” del mundo donde los daneses aparecen en primer lugar ¿Por qué son tan felices? ¿Cuáles son las ventajas o aspectos positivos de vivir en Dinamarca? ¿Hay aspectos negativos que les gustaría cambiar? Mi segundo proyecto se llamó “Danskeres opfattelse af den danske levemåde” (Percepciones de los daneses sobre el modo de vida danés)

Las respuestas para ambos “estudios” me parecen muy interesantes. Para el segundo estudio las respuestas fueron muy homogéneas. Casi todos señalan como ventajas de vivir en Dinamarca a la educación gratuita y a la red de bienestar social basada en el pago de impuestos altos. Como aspectos negativos o que les gustaría cambiar de la sociedad danesa mencionan el clima (puede ser muy triste dijo alguien), su rechazo o miedo hacia las personas y culturas extranjeras, y el janteloven. Este último concepto me resulta difícil de explicar, pero puedo de manera general decir que se trata de una actitud social considerada negativa y al parecer muy arraigada en el pueblo danés. Para más detalles lean el artículo de Janteloven (La ley de Jante) en Wikipedia.

Por obvias razones, las respuestas del primer estudio fueron las que más me llegaron. Ninguno de los entrevistados ha estado en México, pero eso no les impide tener una imagen de México y los mexicanos. Cuando les pedí mencionar tres cosas que fueran características de México, las tres respuestas más populares fueron tequila, sombrero y buena comida. Les pregunté si conocían mexicanos(as) famosos; los más mencionados fueron Frida Kahlo, Salma Hayek y Guillermo Del Toro. Cuando pregunté por los aspectos negativos de México la respuesta fue contundente: “Narko kriminalitet”. Finalmente, cuando pregunté por los aspectos positivos de México, la respuesta más frecuente fue algo como “los mexicanos son coloridos, agradables y abiertos”. También resaltaron como aspectos positivos la cultura culinaria, el tequila y la siesta (zzzzzzzz).

Después de tomar por segunda vez el curso, de leer tres mini-libros y desarrollar dos proyectos, estaba listo para el examen. El examen se hace en parejas; yo lo hice con mi compañero Ofori que viene del noroeste de Africa (perdón pero no recuerdo su país de origen). Por ley, en el examen debe de haber al menos un evaluador distinto a tu profesor. Esto para favorecer la objetividad de la evaluación.

El ambiente estaba tenso. Los dos evaluadores y los dos evaluados nos sentamos alrededor de una mesa rectangular de 2 x 2.5 metros aproximadamente. Ofori comenzó. Le pidieron que hablara sobre uno de sus proyectos llamado “mi vida en Dinamarca”. Ofori lo hizo muy bien, mucho mejor que yo. Yo me puse muy nervioso cuando en mi turno me pidieron que hablara del libro “En gave til min kone”. Era una bola de nervios.

En la segunda parte nos mostraron una fotografía y yo comencé a hacerle preguntas a Ofori sobre la misma (¿cuántas personas hay en la fotografía? ¿qué están haciendo? ¿dónde están? ¿Quién lleva un vestido rojo?…). Cuando acabé, nos mostraron otra fotografía y los roles se invirtieron: Ofori preguntaba y yo contestaba. Considero que esta segunda parte del examen la hice mejor yo que Ofori.

Como en examen de grado, las evaluadoras nos pidieron dejarlas solas para deliberar. En este momento y en otros previos tuve la oportunidad de reflexionar lo mucho que me había gustado regresar, después de varios años, al rol del estudiante “tradicional”: asistir a clases, hacer tareas, levantar la mano para impresionar a la maestra, tener compañeros de clase, llevar un libro de texto, vivir la tensión de un examen, …

Karen-Margrete nos pidió a Ofori y a mi que entráramos al aula nuevamente. Una vez que retomamos nuestros lugares en la mesa rectangular nos hicieron una crítica donde nos señalaban los aspectos que deberíamos mejorar o dónde habían estado nuestras mayores fallas.

Casi a todo mundo le presumo que aprobé mi examen de danés. Les platico cuándo fue, en qué consistió, cómo me sentí, etc. Pero la verdad es que no estoy seguro de haber aprobado. Karen-Margrete nos dio el dictamen en forma oral y en danés. Yo no entendí, pero cuando le pregunté a Ofori me dijo que, según su interpretación del mensaje, sí habíamos aprobado. Quiero creer en Ofori.

La próxima semana vamos a tener un lunch conjunto los participantes de los cursos de danés de RUC. Ahí veré a mi maestra y le preguntaré si aprobé. Probablemente resulte que en realidad no aprobé y esa sea la razón por la cual no entendí el dictamen oral. Es probable que aún no comprenda suficiente danés.

Mario