Como anuncié, vino mi compadre a Copenhague. Estuvo con nosotros cinco días. Además de su compañía nos trajo regalos y encargos como dulces de chile, mole, souvenirs de España, presentes para mi hija Mariana, libros, etc.
Creo que casi todos nos la pasamos muy bien (‘orita explico lo de “casi todos”…). Básicamente paseé a mi compadre por la ciudad de Copenhague; la única vez que salimos de la ciudad fue para ir a la Universidad de Roskilde. Prácticamente todos los paseos eran en bicicleta, Gabriel usaba la bicicleta de mi esposa Idania.
El clima esos días no fue muy primaveral que digamos, y eso formó parte importante en la experiencia de mi compadre en Copenhague. Por ejemplo, tuvo la oportunidad de ver y jugar con la nieve por primera vez; no les gustó ni a él ni a mi hija Mariana cuando les dije que era momento de dejar la nieve y regresar a casa.
El mal clima y la agreste alimentación de mi compadre, fuertemente cimentada en quesadillas y tacos de canasta, favorecieron que él cayera enfermo durante su paso por Copenhague. Aunque mi compadre incluso se atrevió a señalar a su ahijada como una de las causas de su enfermedad, la verdad creo que sí debí haber mantenido en casa a mi compadre en algunas ocasiones y evitar esos paseos en bici en medio del clima gélido.
Nuestra querida Mariana también se enfermó durante y después de la visita de su padrino (a esto me refiero con el “casi todos nos la pasamos muy bien”). Notamos que andaba más sangrona que de costumbre, pero ahora Idania y yo se lo atribuimos a la enfermedad: tuvo paperas (con fiebre y todos los síntomas involucrados en la enfermedad) y posteriormente agarró una fuerte infección en los ojos contra la que hemos estado luchando las últimas semanas.
La enfermedad de Mariana provocó nuestro primer acercamiento con el sistema público de salud de Dinamarca. Al principio fue un poco complicado encontrar ayuda porque estábamos en vacaciones de semana santa, pero finalmente nos encontramos con nuestro Doctor Peter Navrbjerg. Nuevamente una experiencia inusual: nos dieron una cita y nos atendieron puntualmente, esperamos si acaso 5 minutos. Peter le recetó unas gotas a Mariana (que no le funcionaron), y usando su computadora mandó la receta a una base de datos para que nosotros la recogiéramos; en otras palabras, hora y media después de que tu médico manda la receta a esa base de datos, uno se puede presentar en cualquier farmacia de Copenhague, mostrar su credencial de inscripción al servicio medico y recoger la medicina. Es necesario pagar la medicina por supuesto.
Fue muy desgastante y estresante aplicar las gotas durante varios días a Mariana (ella ponía resistencia) y ver que no funcionaban. Me deprimía muchísimo ver a mi hija con sus ojos enfermos, rojos y tristes. Sentía impotencia.
Después de 6 días de tratamiento contacté nuevamente a Peter Navrbjerg por internet (ahora tengo una cuenta en un sitio web donde puedo consultarlo, reservar una cita médica para mí o mi familia, o solicitarle medicamento). Le dije que el medicamento no había funcionado y él me envió uno nuevo que obtuve de la farmacia siguiendo el procedimiento que ya describí.
No había publicado este capítulo del blog porque estaba esperando cerrarlo con un final feliz. El día 5 de abril Mariana cumplió cuatro años de edad, aunque comenzó a celebrarlo desde el viernes 4 con sus compañeros de kinder. Idania y yo les compramos helado para amenizar la celebración.
Después de tres días de tratamiento con el nuevo medicamento los ojos de Mariana comienzan a recuperarse. Su humor comienza a regresar. Hasta ganas de trabajar me dieron cuando la vi hoy en la mañana.
Mario