Una de mis principales preocupaciones se ha resuelto: He encontrado un lugar para vivir.
A partir del 28 de abril por la mañana, compartiré un departamento con un ciudadano danés llamado Per Dissing Odgaard. Él estudia psicología en la Universidad de Lunds en Suecia, trabaja en un hospital, y es una persona muy ocupada.
El apartamento está en Copenhague, en una zona de la ciudad llamada Amager, como a una hora de Suecia en tren. Vivo como a 5 minutos caminando de la estación de metro llamada DR Byen/Universitetet, y desde ahí llego como en 45 minutos a la Universidad de Roskilde.
Como todo por acá, la renta está bien cara. Pagaré 3400 kroners que son un poquito más de 7000 pesos mexicanos. Esa renta me incluye la electricidad, la calefacción, internet, lavandería comunal gratuita (que aún no conozco) y acceso a la cocina y a sus instrumentos.
Tenía que tomar la oferta porque Per fue el único que contestó a mis solicitudes via email; además continuar en el hostal me representaba un pago como de 950 pesos diarios. No había mucho que pensar.
La verdad es que Per me tuvo confianza. Sólo le he pagado la mitad del primer mes (porque todavía no vivo ahí), y me dio las llaves de la casa para que comenzara a mudarme o entrar cuando yo quisiera. Hasta me ofreció una de sus bicis para pedalear por Dinamarca.
Yo le tomé la palabra y comencé a mudar algunas de mis cosas al departamento. Cuando llegué no estaba él, y hasta dejó su computadora portatil último modelo ahí. Fuera otro chilango gandalla y ya le hubiera dado gane con la compu y la bici.
Per me dijo que podía recibir visitas. El vio a mi querida familia en esta página web y me dijo que podrían visitarme cuando quisiera.
Cuando cerramos el trato y salí de ahí, me dio un montón de gusto poder a volver a usar el llavero de Neruda que me regaló alguna vez Javier Lezama. Eso quería decir que ya tenía “un rinconcito en el cielo” como dice Ramón Ayala.
Mario

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