Al escribir este texto, son las 4:37 de la mañana en el aeropuerto de Frankfurt, Alemania. Solo he podido dormir por ratos, porque las bancas del aeropuerto no son el lugar más cómodo para dormir. Te entumes. Además hace frío. Decidí mejor sacar mi computadora y comenzar a escribir sobre el congreso CERME 8 (Eighth Congress of European Research in Mathematics Education) que se celebró en Antalya, Turquía.
El congreso terminó hace menos de cuarenta y ocho horas. Mis recuerdos aún están frescos, así que puedo recrear algunos para escribirlos. Debo comenzar diciendo que este es el tercer congreso CERME que atiendo; cuando lo pienso me siento un poco viejo (académicamente hablando), sin embargo de acuerdo a la definición manejada por el ERME (agrupación académica a cargo de organizar el CERME), aún sigo siendo un “young researcher” 😉
Como todos los CERME’s en que he participado, éste ha sido muy especial por varias razones que iré enunciando. Primero, debo volver a mencionar que me siento honrado de haber participado como instructor en el YERME day, el día y medio previo al inicio del congreso que el ERME dedica a los jóvenes investigadores. En ese día y medio los jóvenes toman talleres sobre diferentes tópicos, con especialistas de diferentes países del mundo. Estoy muy consciente de ser el primer mexicano en hacer esto, y sinceramente, eso me hace sentir muy feliz.
Otra razón por la cual el CERME 8 ha sido especial es porque hasta donde sé, es aquél en el que más mexicanos han participado. Me dio mucho gusto que haya habido más compatriotas experimentando este congreso tan rico, académica y socialmente hablando. Es un congreso que te hace consciente de muchas cosas: te hace comparar, te hace reflexionar y creo que también te transforma. Estoy seguro que muchos de los paisanos y paisanas que participaron en el congreso ya se dieron cuenta de que otro mundo es posible. Un mundo en el que la matemática educativa sea regida por principios democráticos e incluyentes; uno en el que los jóvenes tengan independencia, voz, y poder de decisión; uno en el que la libertad y diversidad de ideas teóricas sea vista como una riqueza y no como una amenaza a la so-called “identidad latinoamericana”. Me queda claro que lo que hace falta ahora es llevar acciones más concretas que promuevan, aunque sea poco a poco, cambios que promuevan la apertura y la diversidad.
Otro aspecto que hizo para mí al CERME 8 muy especial, es haber vivido el momento histórico en el que se modificaron las leyes de la ERME, para que ahora los jóvenes investigadores formen parte de la junta directiva y así puedan hacer propuestas y tomar decisiones que reflejen y respondan a los deseos y necesidades de los jóvenes. Presenciar y haber participado en ese momento fue harto emotivo para mí, especialmente porque viví muy de cerca el proceso a través del cual ese cambio en las leyes se soñó y se trabajó para hacerlo posible. Como dijo mi amiga Erika García: Uno aprende que las cosas se pueden lograr, pero hay que trabajar para que se logren.
No puedo dejar de mencionar el aspecto social. El ver a mis amigos y amigas, el dormir solo 3 ó 4 horas diarias por estar divirtiéndonos, el planear e imaginarnos el futuro juntos, es un aspecto que disfruto muchísimo del CERME. En esta ocasión tuve el gusto de que mi compadre Juan Gabriel se uniera conmigo a esta aventura (mientras yo escribo esto, él yace en el piso del aeropuerto dormido). Sin embargo me gustaría compartir el congreso con otras personas que quiero mucho. Quizás algún día esto suceda.
Como es usual, académicamente el congreso fue rico para mí. Aunque no todas las conferencias plenarias me parecieron relevantes, fue una bonita experiencia haber participado en el grupo de “Afecto y pensamiento matemático”. Además de presentar un reporte preliminar de una investigación que estoy haciendo con algunos colegas de mi centro de trabajo (Avenilde, Alejandro, Apolo y Juan Gabriel), fue muy interesante enterarme de los diferentes conceptos, tópicos de investigación, y métodos utilizados en esta área.
El CERME 9 se llevará a cabo en el año 2015 en la ciudad de Praga. Estoy muy consciente de que el CERME es un congreso al que no es barato asistir, especialmente si eres estudiante. No obstante, si tienen la oportunidad de hacerlo, háganlo; esto porque uno de los mejores congresos que existe en el área de la investigación en matemática educativa, pero sobre todo porque no volverán a ser los mismos después de haberlo vivido.
Mario Sánchez Aguilar
Hola Mario,
Muy interesante y sentidamente emotivo tu reporte. No tengo el contexto y me gustaría saber en qué mundo académico no es posible que ‘la libertad y diversidad de ideas teóricas sea vista como una riqueza y no como una amenaza a la so-called “identidad latinoamericana” ‘. ¿A qué instituciones o grupos te refieres? Saludos.
Hola Paúl
Más que a grupos o a instituciones, la idea de la “identidad latinoamericana” se la he escuchado a algunos profesores y estudiantes del departamento de matemática educativa del Cinvestav.
La idea de la identidad se construye en tres momentos que son más o menos así:
Momento 1. Se comienza planteando que la región latinoamericana más que creadora de conocimiento, es consumidora de conocimiento generado en otras regiones del mundo. “Conocimiento” se entiende aquí como marcos teóricos para la investigación en matemática educativa.
Momento 2. Se introduce el argumento de que ese consumo de conocimientos extranjeros no es bueno o apropiado, porque esos conocimientos han sido creados pensando en otros contextos distintos al nuestro y no responden a nuestra “realidad” latinoamericana. Es decir, no son apropiados para responder nuestros problemas y necesidades. —Nótese cómo se sugiere la existencia de UNA realidad latinoamericana, lo cual en mi opinión es una suposición frágil y debatible—
Momento 3. El momento tres es como el momento heroico o de la salvación dentro de este discurso. Esto porque después de plantear el discurso polarizador del tipo “ellos y nosotros”, donde “ellos” son los que pertenecen a las culturas dominantes, los que producen conocimiento ajeno a nuestra realidad y que obstaculiza el desarrollo de nuestra región, es entonces que se introduce la salvación a este problema de colonización intelectual y dependencia científica:
“La forma para lograr que Latinoamérica avance en el desarrollo disciplinar no pasa por continuar reproduciendo marcos teóricos ajenos, que incluso pueden ser cuestionados por su incapacidad para solucionar los problemas de su propia región; se trata de crear un quehacer y una visión teórica propia para desarrollar un proyecto científico endógeno que revierta el desarrollo cultural de la matemática en la sociedad latinoamericana.” (Cordero y Silva-Crocci, 2012, p. 313)
Algo interesante en esta parte del discurso es cuál es la visión teórica que se propone para salvarnos de la alienación que puede producir los marcos teóricos extranjeros (ver Cordero y Silva-Crocci, 2012 para más detalles sobre la visión teórica “salvadora”).
El discurso o idea que acabo de describir de manera burda, es interesante aunque no lo comparto. Uno de sus problemas es que es un discurso que tiende a radicalizarse: Hay profesores que apoyan este discurso, que incluso recomiendan a sus estudiantes que no lean literatura (extranjera) especializada porque eso los aleja de la realidad que vivimos. Increíble pero cierto.
Otro de sus problemas es que tiende a generar una especie de xenofobia académica, la cual a su vez puede producir ignorancia en los futuros investigadores acerca de lo que sucede en la escena internacional de la investigación en matemática educativa.
Yo sé que la idea de la “identidad latinoamericana” es muy seductora porque apela a los sentimientos de las personas, más que a su capacidad de razonar. Hay que reconocer que es un discurso hábilmente construido, en el sentido de que ayuda a construir una especie de enemigo común (¿imaginario?) contra al que se debe resistir y no adherirse, para después erigirte tú mismo como el proveedor de la herramienta que retará y enfrentará a ese enemigo común. Un discurso que para algunos es muy conveniente de diseminar.
Para serte sincero Paúl, lo que más me preocupa son los jóvenes que compran y creen en este discurso xenofóbico promotor de la ignorancia disciplinar. Es un discurso que creo, los aislará del desarrollo de una disciplina científica que se discute y se construye de manera global. Es un discurso que puede condenar a generaciones de jóvenes a vivir con una visión “parroquial” de la matemática educativa, y que les puede impedir contribuir al desarrollo de una ciencia de carácter universal.
Cuidado. Tampoco estoy diciendo que usemos teorías (sea donde sea que se produzcan éstas) de una manera acrítica. Es de hecho un asunto vital para el desarrollo de la disciplina que estudiemos y comparemos críticamente los marcos teóricos con los que contamos. Sin embargo, como Prediger, Bikner-Ahsbahs y Arzarello (2008) han señalado, cuando se trata de conectar aproximaciones teóricas hay distintas posturas que se pueden localizar en una línea continua (ver siguiente figura tomada de Prediger, Bikner-Ahsbahs y Arzarello, 2008, p. 170): en un extremo se encuentra una como la que acabo de describir, donde intencionalmente se ignora a otras teorías (las que hicieron “ellos”); mientras que en el otro existe un interés por comprender, combinar e incluso unificar teorías.
Figura: http://wp.me/a1Vcke-99
Como verás Paúl, este es un tema que da para mucha discusión. Sin embargo yo creo que se puede promover el desarrollo regional (de Latinoamerica) sin dejar de pensar de manera global… Y tú ¿tienes una opinión al respecto?
Mario
Referencias
Cordero, F. y Silva-Crocci, H. (2012). Matemática educativa, identidad y Latinoamérica: El quehacer y la usanza del conocimiento disciplinar. Revista Latinoamericana de Investigación en Matemática Educativa, 15(3), 295-318.
Prediger, S., Bikner-Ahsbahs, A. y Arzarello, F. (2008). Networking strategies and methods for connecting theoretical approaches: first steps towards a conceptual framework. ZDM, 40(2), 165-178. doi: 10.1007/s11858-008-0086-z
Qué tal Mario,
Muchas gracias por tu amplia respuesta. Entiendo entonces que quienes mantienen una idea de “identidad latinoamericana” consideran a la libertad y diversidad de ideas teóricas como una amenaza. Yo tengo la idea de que ambas posturas pueden convivir en la ME, que los argumentos de unos no pueden amenazar a los de otros, y por lo tanto, se da la libertad y diversidad de ideas.
Por un lado, los que dicen que el conocimiento surgido en otras regiones del mundo no aplica a nuestra región habrán de demostrarlo, no solamente decirlo, por lo que, si no lo demuestran, sus posturas serán débiles. Por otro lado, los que dicen que las ideas que surgen en otras regiones pueden aplicarse a una realidad supuestamente particular, también tendrán que probarlo. Esto, claro, suponiendo que es trascendente invertirle tiempo a este tipo de discusiones académicas o sobre posturas teóricas.
Cuando me inicié en el mundo de la ME, por allá de 1995, centímetros más, centímetros menos, lo que alcancé a ver, en cuanto a tendencias teóricas o líneas de investigación, me dio la impresión de que en México los investigadores y formadores de investigadores, que eran considerados líderes en el desarrollo disciplinar, promovían ciertos enfoques teóricos y líneas de investigación (principalmente de la escuela francesa), sin embargo no alcancé a percibir algún discurso en contra de la libertad y diversidad académica. Solamente recuerdo que en alguna RELME en la ciudad de Morelia, algunos profesores me invitaron a reuniones tipo la “conspiración de Querétaro” para organizarnos en contra de lo que, algunos decían, se estaba gestando para apoderarse del “control” de nuestra disciplina. Pero nunca supe a quienes se referían, ni qué posturas académicas defendían, ni si la tuvieran o si se sintieran amenazados.
Después de terminar mis estudios me separé del ambiente de la ME, al que regresé después de algunos años para hacer mi tesis, para la cual, junto con otros de mis compañeros, fuimos invitados a integrarnos a un tema de investigación específico que apuntaba al enfoque constructivista del aprendizaje de la matemática. Quizá si hubiera buscado otras líneas de investigación hubiera alcanzado a percibir si en esos años ya se daba el fenómeno de la identidad latinoamericana, pero no lo hice.
Después de graduarme, de nuevo me separo del contexto de la investigación en ME por algunos años y, ahora que me reintegro, lo que percibo es una tendencia de algunos por una visión teórica “salvadora” que comentas, de la cual también he escuchado comentarios o críticas acerca de querer usarla “para todo” tipo de problemas de investigación en ME, pero creo que no se recurre a ésta en pro de una identidad latinoamericana, sino por desconocimiento de sus alcances o por cierto compromiso con las líneas de investigación de profesores formadores de investigadores que han trabajado por, para o bajo ese enfoque teórico, de los que requerimos su asesoría y dirección. Creo que esto último también puede suceder con otros enfoques provenientes de otras regiones del orbe acerca de los cuales pudiéramos ser asesorados.
En mi caso he tenido la libertad de explorar, bien o mal, el conocimiento global en ME y llegará el momento de declarar o establecer el marco teórico de mi investigación. Entre otras cosas, he encontrado hasta el momento que existen investigadores que escriben sobre coincidencias entre teorías o constructos teóricos de las teorías, incluyendo la salvadora y las otras, que permitan explicar los fenómenos de la ME desde distintas miradas o con intensiones diversas. A reserva de la evolución de mi formación y del curso que tome mi investigación, mi opinión es seguir esa ruta que refieres, la de la conexión de aproximaciones teóricas.
Lo que no alcanzo a entender, aunque peque de ingenuo, es porqué para los héroes de la identidad latinoamericana es conveniente diseminar solamente su teoría o ser proveedores de esta o porqué intencionalmente se ignora a otras teorías. ¿Qué ganan con eso?
PC