Nicoletta Gnan ya me dice “Lucky Mario” y yo les respondo a mis colegas europeos que yo creo que me voy a morir pronto porque antes y después de la solución de mi situación administrativa en RUC he tenido una racha de buena suerte que se ha visto reflejada en varios eventos. Desde cosas pequeñas como estar exento del pago de 70 euros para nuestro próximo examen de danés, sólo por no ser ciudadano de la Unión Europea; o hasta situaciones más significativas como el suceso del que quiero platicar hoy.
Para este mes, ya teníamos planeado mudarnos Per y yo a su anterior departamento cuando se lo entregaran después de un proceso de remodelación que duró más de tres años. Esta es una práctica común en Dinamarca: para propiciar que la ciudad se mantenga bonita, los edificios de oficinas y departamentos deben ser remodelados cada cierto tiempo. Son remodeladas a fondo (cambio de piso, de muebles de baño, de instalaciones, etc.) que se financian con dinero del gobierno y de asociaciones privadas. El gobierno también te consigue un nuevo lugar para vivir durante el periodo de remodelación y se encarga de tu mudanza de ida y de regreso a tu departamento de origen.
Como las remodelaciones duran tanto, hay gente que ya no regresa por diferentes motivos (algunos encuentran otro lugar, otros se mueren, etc.). Entonces algunas veces hay espacios disponibles. Mi querido amigo Per habló con la administración del edificio remodelado y les contó de mí, diciendo que para ayudarme en el proceso de integración a la sociedad danesa sería una buena idea darme un lugar en el edificio de departamentos donde está el suyo, y de esa manera me independizo pero cuento con su ayuda de vecino por si alguna cosa se me atora. El punto es que le hicieron caso lo cual es increíble…¿Por qué? Porque la asignación de departamentos en Copenhague se hace mediante listas de espera, en las que te anotas y esperas tu turno hasta que uno de esos bonitos departamentos daneses se desocupa para que puedas entrar tú. ¡La espera puede durar desde meses hasta lustros!
Cuando me llegó la oferta por email no lo podía creer, y cuando lo vi personalmente menos lo creía. Es un hermoso departamento completamente renovado, en el tercer piso, con piso de madera, calefacción, muy iluminado y muy céntrico. Está en el bonito barrio de Amager a 5 cuadras del metro Amagerbro (que en 10 minutos me lleva al centro), y a unas 5 cuadras de la playa Amager Strand desde donde puedo ver el puente Øresundsbroen y si está despejado hasta se alcanza a ver la orilla de Suecia.
A pesar de que mis amigos me dicen que el departamento está barato, para mi fue una mentada de madre pagar medio año por adelantado, más lo que queda de octubre. Un dineral. Afortunadamente todavía tenía dinero de la beca Alban y hubo un compa mexicano que me prestó la mitad de ese dinero. Como dice el corrido “…no puedo decir su nombre” pero más que nada porque otros se van a lanzar a pedirle también. Solamente quiero decirle a nombre mío y de mi familia: ¡muchísimas gracias!
Ya que ando en el tema de las ayudadas, debo decir que me he sorprendido agradablemente de la reacción de mis compas europeos. Ni mi familia son, ni mis paisanos, ni nada, y sin un centavo de por medio han surgido voces como: “Yo te regalo unos platos”, “yo te presto una cama”, “yo te ayudo a cargar”, “yo te acompaño a comprar tu refri”, “yo te ayudo a contratar los servicios”… Tak for det!
Ayer me dieron las llaves del departamento, y ayer mismo les di la sorpresa a Mariana e Idania. Nunca voy a olvidar la reacción de cada una de ellas. Las amo. Ya hasta mandé grabar nuestros nombres: a falta de penca de maguey, aunque sea en el buzón para las cartas. Y hablando de cartas, esta será mi nueva dirección particular:
Meklenborggade 3, 3.th.
2300, København S
Danmark
Tenía razón Avenilde cuando desde París me dijo: “Cuando te acuerdas ya tienes tu visa y un departamento para vivir…”
Ando medio atareado haciendo preparativos porque el viernes nos vamos de este departamento. Sé que Idania anda igual haciendo lo correspondiente en México. Ya merito…
Mario