Cuando se encuentran conmigo, bastantes personas me preguntan: ¿Y cómo te va en México? Para los que tengan la intención de hacerme la misma pregunta la próxima vez que me vean, ahorren tiempo y saliva porque la respuesta es simple: me va de la chingada.
Regresar a México a sido duro. El regreso ha sido un reto más de esos que te pone la vida para probar tus límites.
Por donde le veo me llueve: tengo broncas económicas porque el dinero no me alcanza; tengo problemas con el arrendador del lugar donde vivo y pronto nos moveremos de ahí; las broncas con colegas ya comenzaron a detonar por expresar con mi estilo particular mis críticas y mis puntos de vista hacia las prácticas de los matemáticos educativos y hacia el status quo de la matemática educativa en México; las broncas con familiares tampoco se han hecho esperar; he tenido varias derrotas académicas como rechazo de artículos y de proyectos de investigación; and last but not least, es una patada en los huevos volver a convivir con los mexicanos: no todos, pero muchos se comportan peor que animalitos del campo.
Además de su valor terapéutico, he decidido escribir esta entrada de blog como un mensaje a la vida. El mensaje es: tú y tus malas rachas me la pelan. Entre más me chingas más fuerte me hago.
Mario
Coincido en muchas cosas como siempre, un saludo tocayo. Me encanto la última frase de la entrada.
A mi también me gusta la frase tocayo.
Saludos
Mario