Una de YouTube

Aunque Albena Nielsen insiste, aún no me decido por abrir mi cuenta de Facebook; sin embargo desde hace algún tiempo tengo mi cuenta de YouTube. En este lugar empotro los videos de mi programa «Atún con mayonesa», pero ese no es el único uso que le doy a mi espacio de YouTube, también lo utilizo para subir videos académicos y personales.

No todos los videos que subo son igual de populares (me refiero al número de «vistas» que registran). Mi esposa Idania y yo estábamos sorprendidos por lo popular que había resultado un video de nuestra hija Mariana, en el que está cantando en el baño de nuestra casa, antes de meterse a bañar. Este video alcanzó casi las 3000 entradas antes de que decidiéramos borrarlo de YouTube, hace unos días. No, no lo borré porque resultó ser un video mucho más popular que cualquiera de mis episodios de «Atún con mayonesa». Los motivos son distintos:

Resulta que los usuarios de YouTube pueden hacer uso de una herramienta denominada insight. Esta aplicación te brinda un montón de estadísticas relacionadas con las personas que están viendo tus videos: ¿en qué paises están viendo el video? ¿Cómo encontraron el video? ¿A qué rango de edad y género pertenecen las personas que están viendo el video? Esta última estadística fue la que comenzó a generar sospechas en Idania y en mí. Cuando nos dimos cuenta de que el video estaba siendo observado principalmente por hombres mayores de 30 años (uno de ellos hasta se subscribió a mi canal para recibir notificaciones de nuevos videos), a manera de broma comenté: son puros pedófilos los que están viendo el video. El comentario no le gustó nada a Idania, y olvidamos el asunto.

Unos días después, al ver que el número de entradas para el video de Mariana seguía incrementando, revisé nuevamente el insight del video y descubrí una nueva aplicación llamada Hot Spots. Esta aplicación te muestra de manera gráfica la relación funcional tiempo vs. atención de los espectadores; en otras palabras, la gráfica te indica en qué parte del video los espectadores parecen poner más atención. Al parecer esto lo determinan de acuerdo a la manera en que reproducen el video esos espectadores: si lo adelantan para omitir una parte del video es un indicador de que en esa sección no es muy atractiva; pero si existe una parte en que los espectadores rebobinan o regresan el video, entonces esa es una sección interesante para ellos.

Algunos ya se imaginarán lo que encontramos Idania y yo cuando hicimos un análisis de la gráfica: pues resulta que los puntos más altos en la gráfica (los máximos de la función, como dirían los matemáticos) se correspondían con los momentos en que Mariana, al mismo tiempo que cantaba, comenzaba a despojarse de su ropa para bañarse; de hecho el punto más alto de todos en la gráfica (el que indicaba la sección más popular del video) se correspondía con el momento en que Mariana desnuda completamente su torso y comienza a juguetear con su cuerpo. Idania y yo utilizamos el anterior análisis para concluir que en efecto, el video de Mariana estaba siendo observado principalmente por pedófilos o algo por el estilo. Fue una situación un poco incómoda.

Hace unos días compartía esta vivencia con Albena Nielsen y Martin Niss. Les platiqué no sólo lo que acabo de describir, sino también que Idania y yo habíamos decidido borrar el video de YouTube. Martin Niss me decía: «Piensa en todas esas personas a las que estás privando del placer que les produce ver el video». Pinche Martin —le contesté— , se me hace que tu eras uno de esos televidentes. Albena por su parte, con su criterio maternal-femenino dijo algo como: «Sí, pero por otro lado, [si mantienes publicado el video] estás tomando una decisión sobre Mariana, la decisión de convertirla en un objeto sexual».

Me quedo con la postura de Albena. Creo que si Mariana, cuando sea una mujer adulta, decide convertirse en bailarina de «table dance» será su desición. Mientras tanto no debo tomar desiciones por ella en ese respecto. Idania tiene otro argumento para borrar el video: ella simplemente siente repugnancia de tan sólo imaginar en lo que terminó nuestro video familiar.

Mario

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