Hoy fue un día especial. Lleno de trabajo, de emociones y de proyectos.
Todo comenzó en Cicata, sentado en mi lugar de trabajo y Gisela Montiel aproximándose a mis espaldas para entregarme un regalo de parte de Bruno D’Amore. La envoltura del regalo (que en este caso tenía la función de protegerlo más que adornarlo) tenía escrito un mensaje que me pareció simplemente fabuloso:
“Para mi amigo Mario Sánchez Aguilar, esperando que te guste”
¿Se imaginan al Dr. D’Amore tomándose esa molestia? Yo aún no. Me sentí como el personaje de Santiago Gamboa de la novela El síndrome de Ulises cuando es invitado y recibido en la casa de uno de los escritores que él tanto ha estudiado y admirado.
Después de admirar el regalo (unos timbres conmemorativos de la obra de Oscar Reutersvärd) y escribirle un email de agradecimiento, pensé en lo bien que me sentía al recibir de una persona como él, un reconocimiento a mi trabajo. Unos minutos después pensé en que algunas personas parecen no entender la importancia de esos reconocimientos y probablemente nunca lo harán ¿Pero quién dijo que la vida era justa?
Cambiando de tema, a partir de un intercambio de elucubraciones entre Apolo y yo, surgió la idea de echar a andar un nuevo proyecto en Cicata: Una revista electrónica de investigación en Matemática Educativa.
Nos pusimos a revisar los lineamientos del Conacyt, y creemos que es posible echar a andar el proyecto y en un futuro postular para el Padrón de Excelencia.
Vamos a comentar la idea con Javier Lezama, porque él siempre tiene más claridad en las ideas…
M. Sánchez A.